Organización de Cooperación de Shanghái acumula ya un cuarto del PIB global

Organización de Cooperación de Shanghái (OCS). // Foto: RT

La entrada de la República Islámica de Irán a la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) este 4 de julio da un nuevo impulso a esta asociación para la seguridad de Asia Central, que suma ya una membresía permanente de nueve Estados y varios socios de diálogo, con lo cual acumula más de un cuarto del PIB global, casi un tercio de la cobertura territorial, y la mitad de la población mundial.

El presidente iraní, Ebrahim Raisi, destacó entonces que la entrada de la nación persa en la OCS “refuerza la seguridad” de Teherán y supone una oportunidad para “el desarrollo económico sostenible”.

El Parlamento iraní aprobó en noviembre de 2022 un proyecto de ley sobre la adhesión al organismo fundado en 2001 y que incluye a las naciones productoras de petróleo más importantes del mundo.

Desde la India, el primer ministro Narendra Modi, quien ocupa este año la presidencia pro tempore de la OCS y fue anfitrión de la cumbre que se celebró vía online en julio, mostró su alegría ante la decisión de Irán de sumarse al mecanismo, y aventuró que la reunión de alto nivel serviría, además, para que Bielorrusia firmara un memorando que permita poner en marcha el proceso para su plena adhesión a la OCS en el futuro.

El primer ministro indio destacó el respeto a la soberanía y la unidad como los pilares claves de la región de Asia Central. “No vemos a la OCS como un vecindario extenso, sino como una familia extendida. La seguridad, el desarrollo económico, la conectividad, la unidad, el respeto por la soberanía y la integridad territorial, y la protección del medio ambiente son los pilares de nuestra visión para la OCS”, resaltó Modi.

Por su parte, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, dijo tener interés en unirse también a la organización después de asistir como invitado a una cumbre en la que los países miembros alabaron el papel mediador de Turquía en el conflicto entre Rusia y Ucrania.

El presidente ruso, Vladimir Putin, agradeció el apoyo de los países de la OCS ante la abortada rebelión que protagonizaron hace unos días los mercenarios del Grupo Wagner. El jefe del Kremlin reiteró que contra Rusia se libra una guerra híbrida, pero aseguró que su país hace frente con éxito a las presiones del exterior. Denunció que desde años, junto las fronteras rusas, fuerzas exteriores llevan a cabo un proyecto para convertir Ucrania en un “Estado hostil, en una anti-Rusia”.

El presidente de China, Xi Jinping, pidió a los países que se centren en la “cooperación pragmática” y que rechacen sin fisuras “el proteccionismo y las sanciones unilaterales”. “Debemos concentrarnos en la cooperación y ser pragmáticos para acelerar la recuperación económica. Para ello, debemos fortalecer los intercambios y aprender los unos de los otros”, dijo.

¿Qué es la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS)?

Logo de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS).

Comenta a Cubadebate el doctor Ruvislei González Saez, jefe del Equipo de Asia y Oceanía del Centro de Investigaciones de la Política Internacional (CIPI), que la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) “fue concebida como una organización intergubernamental fundamentalmente de seguridad, y devenida en mecanismo de cooperación”.

Fue fundada el 15 de junio de 2001 por los líderes de China, Rusia, Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán. “Sus antecedentes pueden enmarcarse a partir de la desintegración de la URSS en la región de Asia Central, durante el primer lustro de los años noventa del pasado siglo, y el progresivo desarrollo económico que estaba alcanzando China en ese período”.

Posteriormente se insertaron como observadores Mongolia, India, Pakistán e Irán. Como participante ocasional se incorporó Afganistán y como observador ocasional Turkmenistán. Estos dos últimos se transformaron en observadores con el tiempo, además de Sri Lanka.

La evolución de la OCS puede caracterizarse por varios momentos, según el especialista del CIPI. “En el 2002 se firmó la Carta del mecanismo integracionista. En el 2003 se produce un proceso de reacomodo, mientras en el período 2004-2005 se caracterizó por la institucionalización y consolidación. Un proceso en el que comenzó a emigrar desde una organización básicamente con un enfoque intergubernamental de seguridad hacia un proceso más integral, incluyendo cuestiones importantes en materia de economía y política. La etapa 2005-2014 fue la de madurez y consolidación de la integración entre sus miembros, aunque muy por debajo de las expectativas creadas.

“Los intereses económicos de los miembros de la OCS han sido mayoritariamente complementarios y por ende coincidentes. No obstante, han surgido divergencias en lo concerniente a las políticas nacionales que han aplicado y no siempre ha conducido a la solución inmediata de los conflictos. Un caso específico ha sido el del manejo de las aguas fluviales transfronterizas en la región centroasiática.

“El comercio y las relaciones económicas entre los países miembros de la OCS, alcanzaron mayor importancia en el período 2005-2014, una vez que la agenda de seguridad del mecanismo había avanzado lo suficiente como para comenzar a desplegar políticas económicas de mayor alcance.

La dotación de recursos naturales de la región centroasiática, como el petróleo, el gas natural, el uranio, el oro, el hierro, entre otros, favoreció la cooperación en la región. El intercambio comercial entre sus miembros en los últimos años aumentó aceleradamente, como muestra de la importancia que le otorgaron sus miembros a los asuntos económicos”.

Refiere el doctor Ruvislei González Saez, que para China, de manera particular, la OCS es de vital importancia, por ser una importante herramienta para combatir a los grupos separatistas uigures en la región de Xinjiang.

“Xinjiang tiene un valor estratégico militar y de seguridad, por ser el lugar donde está localizado el emplazamiento para las pruebas nucleares, y es la principal productora de energéticos. Además, Xinjiang es un área clave para los oleoductos estratégicos que se están construyendo desde Asia Central hacia China. Uno de estos, es el oleoducto de Atasu, en Kazajstán, a Alashankou, en Xinjiang, que tiene 1 204 kilómetros, y transporta 400 000 barriles diarios”.

El investigador asegura que “la OCS también constituye un espacio para poder ventilar las preocupaciones de China frente a la creciente influencia política hegemónica de EE.UU. y su intensa presencia militar en Asia Central, lo cual puede llegar a amenazar sus intereses nacionales y la seguridad regional”.

Principios

De acuerdo con los documentos fundacionales, la OCS se creó como asociación multilateral con el fin de garantizar la seguridad y mantener la estabilidad en la enorme región de Eurasia, unir fuerzas que contrarresten los retos y amenazas emergentes y mejorar el comercio, además de la cooperación cultural y humanitaria.

El doctor en Ciencias Políticas Rashid Alimov, secretario general de la OCS, argumenta que “al reforzar la cooperación mutuamente beneficiosa, prevenir la confrontación y los conflictos y mantener la seguridad igualitaria e indivisible, la Organización de Cooperación de Shangái aspira a crear un orden mundial justo y policéntrico, de plena conformidad con las normas del derecho internacional y los principios del respeto mutuo, lo cual responde a los intereses de todos y cada uno de los Estados, teniendo en cuenta sus necesidades y aspiraciones mutuas.

“La OCS, como organización multinacional y multicultural, se esfuerza por impedir el choque de civilizaciones en todas sus respectivas regiones”.

Rashid Alimov asegura que la OCS se adhiere a los principios de apertura y no pretende formar alianzas ni dirigir sus acciones contra ninguna entidad soberana.

“Reivindica de forma activa y sistemática el diálogo, el intercambio y la cooperación, y defiende el cumplimiento estricto de los propósitos y principios recogidos en la Carta de las Naciones Unidas, como son la igualdad y la soberanía de los Estados, la inadmisibilidad de la intervención en sus asuntos internos, el respeto por la integridad territorial, la inviolabilidad de las fronteras, la no agresión, el arreglo pacífico de controversias y el no uso o amenaza de uso de la fuerza, así como de otras normas del derecho internacional reconocidas universalmente y dirigidas a mantener la paz y la seguridad, establecer alianzas entre Estados, proteger la soberanía nacional y respetar el derecho a decidir el propio destino y el camino hacia el desarrollo político, socioeconómico y cultural”.

Apunta, además, que “toda la estructura de la organización tiene por objeto generar alianzas multilaterales que ayuden a los miembros soberanos a coordinar estrategias y enfoques para resolver problemas internacionales urgentes y atender las necesidades regionales.

“Asimismo, ofrece a los Estados miembros la oportunidad de centrar sus esfuerzos en objetivos comunes de acuerdo con los principios de la cooperación voluntaria y la distribución equitativa de responsabilidades”.

Objetivos de la OCS:

-El fortalecimiento de la estabilidad y la seguridad en el territorio de la OSC. -La lucha contra el terrorismo, el extremismo, el separatismo y el narcotráfico. -El desarrollo de la cooperación económica en los sectores de energía, transporte, agricultura, telecomunicaciones etc. -La cooperación científica, educativa, turística, humanitaria y cultural.

Principios:

Las relaciones entre los países miembros de la OSC se basan en los principios del consenso, la confianza y el beneficio mutuos, la paridad y el respeto a la diversidad cultural. En sus relaciones con otros países la OCS parte de los principios que dicta la transparencia de no pertenecer a bloques y no dirigirse contra terceros países.

La OCS “se expande”

El jefe del Equipo de Asia y Oceanía del CIPI recuerda a Cubadebate que en septiembre de 2014 se efectuó una reunión de Jefes de Estado de la OCS en Tayikistán. “Allí se habló por primera vez sobre la expansión de la organización con la incorporación de nuevos miembros permanentes”.

“Los primeros en la lista eran India, Pakistán e Irán. Con dicha ampliación, el bloque representa a casi la mitad de la población global, controla el 20% del petróleo y la mitad de las reservas de gas a nivel mundial.

“La integración ganó peso en la agenda de la OCS con la propuesta China para crear un cinturón económico que vincule al gigante asiático con India y Rusia, representando el mayor volumen de población del planeta: la “Ruta de la Seda del siglo XXI”, cuyo objetivo final es la reconstitución ampliada, quizás, de lo que fuera el espacio civilizatorio más importante de la historia humana, una red de caminos que conectaron durante siglos la región con Europa”, comenta.

En la cumbre celebrada en el 2015 se definieron elementos sumamente importantes para el futuro de la OCS, afirma. “Uno de ellos fue el establecimiento de una agenda para la creación del Banco de Desarrollo de la OCS. En el ámbito cultural, se alentó a la creación de una cadena de Televisión de la OCS, sin embargo, la decisión más importante constituyó la incorporación de la India y Pakistán como miembros plenos.

“Fue la primera vez que se aumentó el número de miembros, especialmente dos potencias nucleares. Se adhirió como observador a Bielorrusia, se incorporaron nuevos socios de diálogos como Azerbaiyán, Armenia, Cambodia y Nepal, mientras Turquía solicitó ser miembro pleno”.

Membresía de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS). Foto: Tomada de Sputnik

Temas en agenda

De acuerdo con el especialista del CIPI, desde su etapa fundacional la OCS ha tenido intereses coincidentes en cuanto a la cooperación económica, principalmente en desarrollar el sector de los hidrocarburos, en alcanzar un acuerdo mutuamente beneficioso sobre el manejo de las aguas fluviales transfronterizas y en aumentar el intercambio comercial.

Sin embargo, “han existido divergencias entre los miembros de la OCS en lo concerniente a los objetivos específicos de sus políticas exteriores”. Estas han sido, principalmente, la localización geográfica de los ejercicios militares conjuntos, el dominio del sector de los hidrocarburos centroasiáticos y el uso de los ríos transnacionales por los países ubicados “aguas arriba” y por aquellos “aguas abajo”.

A ello hay que añadir los conflictos más recientes entre India y Pakistán como nuevos miembros, las tensiones entre China e India en el 2020, y la situación interna en Kirguistán.

“A pesar de los distintos avances de carácter identitario, no se le puede considerar o clasificar a la OCS como una organización cuyo interés está impulsado por la identidad, ni tampoco como una organización que se enmarca como un mecanismo de cooperación regional de identidad. Cada uno de sus miembros tiene una forma diferente de actuar y responder a los acontecimientos geopolíticos que se presentan a nivel regional e internacional, aunque la expresión Pekín-Moscú se ha articulado como un eje más alineado por intereses comunes en determinadas circunstancias”, opina el investigador.

Añade que “aunque sean importantes los progresos en la cooperación regional, a la OCS no se le puede enmarcar como un proceso de cooperación de alto protagonismo que responda a un régimen internacional.

“Las relaciones entre los Estados miembros aún continúan siendo relaciones de carácter bilateral como mecanismo principal de interrelación en asuntos de cooperación económica y de seguridad. Aún no ha avanzado lo suficiente en los niveles de integración como para definírsele como uno de los mecanismos de integración.

“A pesar de los grandes logros conjuntos a nivel regional, la OCS aún mantiene rasgos que la sitúan en un estadio de coordinación bajo en temas políticos, económicos, comerciales y financieros. No obstante, en los últimos años ha avanzado hacia la integración económica”.

Explica el doctor Ruvislei González Saez que en 2020 representantes de las instituciones financieras líderes de los países miembros de la OCS tomaron parte en las discusiones para comenzar un gradual movimiento hacia pagos en monedas nacionales dentro del bloque.

“Esta iniciativa es impulsada por Rusia como presidente rotatorio de OCS con el propósito de desarrollar un desarrollo multipolar de un sistema de divisas de los países OCS. Kazajstán propuso el desarrollo de una hoja de ruta de este proceso en 2018 y la importancia de expandir la práctica del uso de las monedas nacionales en pagos mutuos entre países fue dado a conocer en la Declaración de Bishkek, adoptado por los jefes de Estado de la OCS en 2019 (OCS, 2020). Para China, esta decisión es factible, en función de avanzar con su estrategia de la internacionalización del yuan”.

“La manera más acertada de clasificar a la OCS es definirla como una asociación de securitización regional, que le permite, por un lado, la securitización doméstica y regional, y por otro, la implementación de políticas para contener y contrabalancear el intento de hegemonía y control de Asia Central y global que EE.UU. y sus aliados (OTAN) han desplegado”, opina.

Y concluye: “El carácter de la cooperación de la OCS puede cambiar o adecuarse a nuevas condiciones y situaciones regionales y mundiales en un futuro no lejano. Las rápidas transformaciones que se están presentando en el tablero geopolítico internacional son de una gran dimensión histórica, y están cambiando su fisonomía”.

Fechas claves: 

En 1996–1997 Rusia, China, Kazajistán, Kirguistán y Tayikistán formaron el grupo de los Cinco de Shanghái, firmando acuerdos sobre la confianza mutua y reducción de las fuerzas militares desplegadas en las fronteras entre los países.

En 2001 los Cinco de Shanghái aceptaron a Uzbekistán como nuevo miembro y la organización decidió cambiar de nombre.

En junio de 2002 fue firmada la Declaración de los Estados miembros de la OCS, que entró en vigor el 19 de septiembre del 2003.

Tras la cumbre de 28-29 mayo de 2003 se creó la Secretaría de la OCS y la Oficina Antiterrorista Regional (RATS).

El 1 de enero de 2004 la OCS empezó a funcionar a pleno rendimiento.