Manzanillo. Mayo 6.- «La solidaridad no es cuestión de modas, es de principios y de cubanos», dice la joven manzanillera Berta Milán Muñiz, mientras guarda con premura su importante compra.
Es ella instructora de música de la primera Casa de Cultura fundada en la Mayor de las Antillas, que le imprime hoy acordes y compaces a un gesto humanista que por estas jornadas de pandemia ejecutan tanto trabajadores del sector cultural como del deporte.
«Yo les llevo los medicamentos hace dos meses a nueve ancianos considerados vulnerables de la circunscripción 21 del consejo popular cinco Gutiérrez, y la mayor gratificación es que ellos sientan la seguridad y confianza de que no están solos».
«A pesar de ser ancianos, con varias enfermedades, de vivir solos y no tener familiares que puedan realizar esa labor, cuentan con personas como nosotros, a quienes nos place ayudarles y contribuir con su protección dentro del hogar; no hacemos más que cumplir con nuestro deber social».
Aunque el calor del sol abraza con furor, de inmediato sus pies caminarán hacia donde les esperan con el cariño propio de los abuelos, matizado con la pureza de las canas que peinan y la sabiduría que en sus arrugas guardan.
También Deylania Arias Ramírez le pone ritmo musical a esta faena que dibuja sonrisas en los rostros añejos y calidad de vida, cifradas en las píldoras que calman sus dolores.
«Es provechoso para cada anciano el tener una persona que le compre lo que necesite, y no sólo el medicamento, también los alimentos que se les llevan a casa, y si lo tenemos que hacer pues lo hacemos.
«En las fechas que corresponde la compra en la farmacia siempre ocupo buena parte del día, y mi familia ha comprendido la importancia de compartir nuestro tiempo y afecto con quienes más lo necesitan, me ayudan con la tareas del hogar y estoy segura que aprenden porque le hago un bien a la sociedad, como nos enseña la Revolución».
En la farmacia 698 de la calle Masó entre Paredes y Santa Teresa una veintena de trabajadores se unen a la más elemental de las tareas que por estos días Manzanillo y Cuba cumplen para prevenir los contagios con la COVID-19 y cuidar de los más frágiles.
«Son ellos quienes nos apoyan en la trascendente labor de proteger a nuestros ancianos e impedidos físicos, para que no se expongan en las colas y se mantengan en casa», dice Yudelmis Ballester Vázquez, administradora de la unidad, mientras atiende a una paciente.
En labores de organización y control les acompaña César Santiesteban Rodríguez, presidente de la zona de Defensa número cinco, quien afirma que «sólo velamos por el bien común, como nos corresponde, para que prevalezca en la labor de las farmacéuticas, los mensajeros y la población, la disciplina y el cuidado de todos por todos».
Como Berta y Deylania muchos manzanilleros también ayudan a abatir la pandemia desde la solidaridad, que brota con fuerza de la tierra cubana cuando sus hijos más la precisan.
Buenos días. Me gustaría saber. en que consiste las píldoras de la solidaridad? se compran?. Por favor decidme como va. Muchas gracias, y un saludo.
Buenos dias informacion sobre las pildoras solidarias. Gracias