Sobre la base de la información proporcionada -indicó- todos los empleados de Huawei y sus sucursales pueden continuar ofreciendo sus servicios como editores y correctores de los artículos del IEEE, asentado en la ciudad de Nueva York y de alcance internacional.
El miércoles pasado el Instituto anunció el cese de esa labor a los expertos de la marca china en cumplimiento con la disposición del Departamento de Comercio.
La medida desató una ola de indignación en la comunidad científica de este país, dos académicas renunciaron a sus altas posiciones dentro del IEEE y organizaciones del sector urgieron a fortalecer su influencia global y construir alianzas con colegas de otras regiones, incluido Asia, para reducir la dependencia de Estados Unidos.
Incluso, 10 entidades vinculadas a la Asociación China de Ciencia y Tecnología condenaron la acción, tras calificarla de irrazonable, discriminatoria y un retroceso en los intercambios entre intelectuales.
La cruzada de Washington antiHuawei está en su pico y cada vez empuja a más compañías norteamericanas y extranjeras a dar la espalda a la corporación china.
Mientras, el gigante tecnológico apela a alternativas que deben ayudarlo a blindarse de previsibles pérdidas en el corto plazo, reemplazar importaciones y seguir adelante con la innovación.
De manera colateral, presentó una moción que busca agilizar el juicio sobre la demanda interpuesta contra el gobierno de Estados Unidos por frenar sus operaciones sin presentar evidencia alguna que demuestre las acusaciones de supuesta amenaza a la seguridad.
La audiencia de dicha moción será el 19 de septiembre próximo.
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