Las autoridades de Caracas y La Habana enfrentan el asedio del gobierno norteamericano, representativo en amenazas, medidas coercitivas, acciones para el reforzamiento del bloqueo y una férrea campaña de intento de descrédito de las revoluciones cubana y bolivariana.
Washington también pretende torpedear los vínculos entre Cuba y Venezuela con el pretexto de que constituyen una supuesta amenaza a la seguridad nacional del país norteño; sin embargo expertos consideran que solo es una justificación de la Casa Blanca para incrementar su agresividad contra los pueblos de las naciones caribeña y latinoamericana.
No obstante, los gobiernos de Cuba y Venezuela coinciden en la posición de defender sus vínculos bilaterales y la independencia de sus pueblos ante lo que, aseguran, es un plan de Estados Unidos para apoderarse de los recursos de América Latina y el Caribe, así como dominar la región.
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