Carta Abierta de la Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad (REDH) a la Fundación Internacional para la Libertad (FIL)
Por enésima vez han irrumpido ustedes con adjetivos ofensivos e irresponsables para increpar a los gobiernos de inspiración humanista que, ante una gravísima pandemia universal, adoptan decisiones en beneficio de sus pueblos. La impunidad grotesca de sus sofismas se vuelve obscena al acusar de “autoritario”, “populista”, “antidemocrático” o “dictatorial” a cuanto gobernante asuma la inmensa tarea de reparar los desastres económicos y sociales producidos por los gobiernos que ustedes exaltan como defensores de la libertad simplemente porque dan rienda suelta al macabro darwinismo social de los mercados. Son ustedes impúdicos voceros de gobiernos reaccionarios, genocidas e infestados de corrupción, sobre los cuales pesan miles de muertos, pese a lo cual no vacilan en descalificar como “regímenes” a gobiernos que expresan la voluntad democrática de los pueblos y que cuidan en todo momento de su salud física y espiritual, cosa que no hacen quienes les sirven a ustedes de modelo.
Se ha vuelto insoportable el contenido y la forma, oportunista y carroñera, con que opera su artillería de calumnias potenciada por un coro de consorcios mediáticos especializados en mentir y desinformar, corresponsables de buena parte de las tragedias que viven nuestros pueblos.
Es por eso que hemos decidido decir ¡basta! y emplazar públicamente a su Fundación a librar un debate frontal y profundo sobre la grave situación que provoca la combinación del COVID-19 y la profunda depresión económica actual. Debate en el cual podremos demostrar la servidumbre mercantil de sus conductas, a contramano de las necesidades sociales históricas que hoy, más que nunca, exigen priorizar la vida del planeta y de los seres humanos por encima de las ganancias de las corporaciones transnacionales o de la tramposa “magia de los mercados.” Los emplazamos una vez más, como ya lo hemos hecho en múltiples foros internacionales a los cuales ustedes siempre rehuyeron sabiendo que carecen de argumentos para justificar sus posturas ideológicas o políticas. Y lo hicieron sin el menor pundonor, protegidos como siempre por el “blindaje” de los grandes medios de comunicación, que ocultan las fechorías de los miembros de la FIL, sus mentores intelectuales y sus “desinteresados” donantes. Ya basta
Vuestro amasijo ideológico neoliberal y pseudo-republicano es palabrería hueca que ya no sirve para enmascarar los hurtos (¿fraudes?) de los gobiernos y grupos económicos que patrocinan a la Fundación. La realidad demuestra que ustedes han sido tropa servil de los peores intereses de la corrupción estructural del capitalismo, ocultando tras un manto de vacías pero altisonantes retóricas la explotación de hombres, mujeres y niños que fueron privados de sus derechos y sometidos a indignidades sin límite. Pero no sólo eso: también vieron cómo saqueaban, depredaban y destruían sus recursos naturales, sacrificados con saña en el altar de la ganancia y en lugar de condenar tales atrocidades las ensalzaron como modelos de buena gobernanza. Es inmoral, y por eso mismo inaceptable, la defensa que ustedes hacen del privilegio económico de unos cuantos empresarios; de la justificación de un mundo en donde el 1 por ciento más opulento detenta más riqueza que el resto de la humanidad. Todo esto es una afrenta a la cordura, insulta a la dignidad y la inteligencia de las personas y desprecia, en un alarde de nuevo oscurantismo medieval, las recomendaciones de las ciencias que exigen poner fin a la fuerza destructiva de los mercados. En plena pandemia planetaria es más inadmisible aún su verborrea contra quienes luchan denodadamente para salvar vidas y derechos sociales mientras callan que sus gobiernos amigos bloquean la llegada a esos países de insumos elementales para combatir la pandemia. Esa conducta, que ustedes avalan para su eterno deshonor, se llama “crimen de lesa humanidad”.
Estamos hartos del palabrerío sicario del capital. Enfrenten el debate para que dejemos bien en claro, con todos sus nombres, qué intereses defienden ustedes y por qué han arrojado por la borda sus talentos y, en los casos que corresponda, su prestigio, para convertirse en lo que son: unos deplorables lacayos de las mafias financieras que dominan la economía mundial.
Discutamos el papel del Estado hoy en defensa del planeta y de la humanidad.
Hagamos un balance del holocausto social y ecológico producido por las políticas que ustedes pregonan, encarnan y publicitan.
Discutamos los méritos comparativos del egoísmo y el individualismo desenfrenados frente a la ética de la solidaridad y la economía del buen vivir para todas y todos.
Discutamos cuáles serán los modos de producción sustentables y las relaciones de producción justas en el mundo que se viene, que ya no será el de antes.
Discutamos métodos de acción ejemplares contra la corrupción, contra la acumulación de riquezas en pocas manos, contra el hambre.
Discutamos un mundo de plena democracia participativa, con educación, salud, vivienda, seguridad social, justicia laboral irrestricta y con medios de comunicación democratizados para que sea verdad aquello de “un solo mundo, voces múltiples”.
A diferencia de ustedes, nosotros no somos bravucones asalariados por amigotes empresarios y aupados por la prensa canalla que pretende pasar por “periodismo independiente.” Fieles a la mejor tradición humanista creemos en el debate y en el diálogo hasta sus últimas consecuencias. Se lo debemos a nuestros pueblos y a todas las víctimas, directas e indirectas, del neoliberalismo.
Decidan ustedes el lugar y la fecha para poner, definitivamente, los puntos sobre las íes.
24 de Abril de 2020