Un adiós para mi Comandante

Fidel Castro

Una fina llovizna inunda la ciudad de Manzanillo y es  que hasta  el espacio sideral siente la pérdida  de nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, mortal de  grandes valores humanos y alto sentido de la solidaridad internacional.

El hombre que nació en Birán, Holguín, el que asaltó el cuartel Moncada, el luchador incansable por los derechos sociales, el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, falleció en la noche de este viernes 25 de noviembre. El pueblo de Cuba pierde al padre de la Revolución.

Nos duele el alma  pero nos quedan los gratos recuerdos de  ese padre fraternal con todos los niños cubanos el intachable revolucionario.

¿Ahora, a  dónde irá tu voz, que en tantas tribunas fue luz y camino?,                           ¿A dónde irán tus manos, que derribaron estigmas y escollos para edificar este presente nuestro?

¿Dónde encontraremos  tus brazos, que han sido refugio y abrigo para los humildes? ¿Y  mirada que comprometía hasta el más escéptico?                        ¿A dónde irá tu tiempo, guerrero de los siglos?

Pues se equivocan quienes piensan que te marchas, te quedas aquí, en este  lugar ganado con tu palabra clara y certera en cada momento, con tus acciones que hoy son un legado para tu pueblo, con tu infalible visión en cada circunstancia.

No te marchas, te quedas junto a  nosotros para siempre, como has hecho en tantas batallas. Esta es otra que has ganado, porque la muerte solo te ha hecho ser más nuestro, estar más vivo.

Murió un cubano universal, un hombre de pensamiento profundo, de oratoria excepcional, de valor, defensor de los humildes y los oprimidos, el hombre que también se equivocó algunas veces, pero tuvo un sueño para su país y los suyos; que ni los enemigos más poderosos pudieron con él.

Con 90 años, y se despide de la vida  mortal  para pasar a la inmortalidad como debe hacerlo un ser humano grande entre los grande  que  ha vivido mucho y ha dejado una huella. La impronta de Fidel es imperecedera. En paz descansa, mi Comandante,  pues “La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida”.