Un eterno apasionado por su carrera

El Dr. Zamora es un eterno apasionado por su carrera //Foto Eliexer Pelaez Pacheco

Manzanillo. Noviembre 3.- El el amor que siempre sintió por la carrera de medicina, es la pasión que mueve los días del doctor manzanillero Carlos Zamora Linares, especialista de segundo grado en cirugía maxilofacial, profesor titular y Doctor en Ciencias, quien se entrega con tanta vehemencia al servicio de otros.

Este doctor ama tanto a su profesión que inspira respeto entre sus colegas, por su devoción, humildad y dedicación a sus discípulos a los cuales guía a través de las enseñanzas desde lo científico.

Desde 1986 el doctor Zamora brinda sus servicios en el hospital pediátrico provincial Hermanos Cordové, «de modo que ya acumulo 35 años ininterrumpidos trabajando en la atención a los niños, porque la formación como cirujano maxilofacial es de forma general, y luego uno puede inclinarse o dedicarse en la atención pediátrica de manera en particular», dijo.

Dr. Carlos Zamora Linares //Foto Eliexer Pelaez Pacheco


Este prestigioso profesional de las ciencias médicas en Manzanillo desde joven tuvo bien claras sus metas para formarse como médico, y confiesa que lo hizo «primero por vocación, siempre sentí el deseo de inclinarme por los estudios de una carrera que tuviera que ver con el trato y las relaciones con las personas, y creo que esta es una de las profesiones que brindan esa oportunidad», manifestó.

Por mucho tiempo este miembro del ejército de las batas blancas en la ciudad del Golfo del Guacanayabo desempeñó varias responsabilidades, «durante años fue una entrega amplia de asistencia, docencia y alguna labor administrativa en el propio pediátrico.

Ya en los últimos años estoy trabajando como profesor consultante, la mayor parte del tiempo y de las energías las dedico a las actividades docentes, académicas y del orden científico», dijo este doctor que preside el Consejo científico del hospital infantil manzanillero, miembro además del consejo científico provincial y presidente de su comisión científico biomédica, quien agregó que «también apoyo las labores asistenciales, como alguna operación compleja en la cual me invitan a participar, o a algún caso complejo, pero me desempeño más ahora en la labor científico investigativa», dijo.

El doctor Zamora siente un gran regocijo, de esos que le mueven el alma, cuando tiene el privilegio de observar sanar a sus pequeños pacientes. » La práctica de la medicina en general es un reto, un compromiso grande, y es motivo de satisfacción y orgullo para quienes la realizan.


En el caso de la atención pediátrica este orgullo, esa responsabilidad, ese compromiso se duplica, primero, porque la práctica clínica en sí es diferente y más delicada que en el paciente adulto, y así mismo las cuestiones relacionadas con la ética, la moral, la bioética en general, sobre todo en la relación médico-paciente es muy peculiar en esta parte de la medicina.

En la atención particularmente del niño, el personal de la salud siente un regocijo y una satisfacción muy grande, por cuanto se trata de devolver la salud a un niño que está enfermo y de ese modo contribuir a que sea un poco más feliz».

Por su experiencia tiene muchos consejos que transmitir a las nuevas generaciones de los profesionales de la salud y a los futuros galenos que se forman y optan por la pediatría. «Tres cosas les diría esencialmente, primero que deben estudiar mucho todos los días.


Convendría remitirse a una frase de un filósofo y pensador de la antigua Grecia, Sócrates quien dijo: En el conocimiento está la virtud, y sólo si se sabe se puede divisar el bien; es decir que quien no estudia no tiene conocimientos, y quien no tiene conocimientos no puede ejercer el bien al prójimo.

Otra cosa que les diría es que sientan el amor a la profesión que es la verdadera vocación, y amor no por tener un título, por vestir una bata blanca que generalmente causa cierta admiración y respeto en los demás, o por ganar un poco de dinero, sino esa verdadera vocación de querer la profesión y amar lo que uno hace.

Y lo tercero es una sentencia bíblica, sentir el amor al prójimo. Yo creo que quien reúna esas tres condiciones es un buen profesional de la salud», concluyó este prestigioso médico.

Hace 35 años este prestigioso médico brinda sus servicios en el hospital pediátrico provincial Hermanos Cordové //Foto Eliexer Pelaez Pacheco



El doctor Zamora celebrará este tres de diciembre el Día de la Medicina Latinoamericana y Caribeña de la forma que más le gusta, trabajando y brindando asesoría científica a quien la necesita.


Llegue a él a todo su colectivo de compañeros, y a todos los que ejercen el arte de sanar y curar, el agradecimiento por tanta entrega y los resultados que han tenido. Nuestros aplausos son para ellos, con toda la gratitud del mundo por salvar vidas, que es lo más importante.