Cuando cualquiera de nosotros llega a un hospital pediátrico de nuestra isla y observa el tratamiento que se les brinda a los niños cubanos de forma gratuita, agradece los ingentes esfuerzos que se realizan para mantener este servicio, sobre todo a los pacientes que enfrentan cualquier enfermedad oncológica.
En nuestro país ningún servicio de salud pediátrico escapa de los impactos del bloqueo económico, financiero y comercial del gobierno de los Estados Unidos contra Cuba, política que aplica severas restricciones materiales y daña la calidad de la atención médica al paciente.
Esta es la historia de dos niños granmenses que luchan por su supervivencia en el hospital pediátrico provincial Hermanos Cordové de Manzanillo. Ellos como muchos otros sufren consecuencias también a causa de una política inaceptable por los cubanos.
Testimonios
El pequeño Luis Alejandro Rodríguez Colina es un niño que tiene cuatro años, y desde que nació en ocasiones pasa contantes períodos largos fuera de su Bayamo natal para hospitalizarse en el hospital infantil manzanillero, donde único funciona en Granma el servicio de atención a los pacientes con fibrosis quística, una enfermedad crónica con la que debe convivir durante toda su vida.
Aquí se le brinda toda la atención necesaria y a pesar de ser una asistencia priorizada, en el país se deben realizar ingentes esfuerzos por mantener la vitalidad de este programa que permite la supervivencia de los dolientes.
Aunque a veces no nos percatemos cuanto se invierte y se busca desde terceros países alternativas para lograr que Luisito, y todos los niños cubanos que padecen esta enfermedad, puedan recibir su tratamiento, podíamos decir que si no tuviéramos esta afectación, tendríamos más posibilidad de obtener mejores equipamiento, tecnología y recursos materiales en naciones cercanas, incluyendo en el propio Estados Unidos.
La doctora Sordelicia Mustelier Necolarde, especialista de segundo grado en pediatría y jefa la unidad provincial de fibrosis quísticas declara que “como este servicio es priorizado en nuestro país pudiéramos pensar que no se afecta por el bloqueo, pero realmente en este caso la mayor consecuencia de esta política la sufrimos con la escases de los reactivos para los exámenes que nos permiten controlar la evolución de la enfermedad”.
Otro ejemplo de cuanto se lucha en esta isla para la atención a los infantes con cáncer es el de Rosaida Castillo Rodríguez, quien quedó ciega debido a su leucemia en fase terminal. Esta adolescente vive en el poblado Vista alegre del municipio de Media Luna y acaba de cumplir los 18 años.
Tiene una energía y se aferra a una linda esperanza que le permite robarle un día más de supervivencia a su padecimiento y poder mostrar cuánto vale la entrega y el sacrificio de la medicina cubana para mantenerla con vida.
Su doctora Isabel María Osorio Caballero, jefa del servicio de oncología del pediátrico manzanillero afirma que entre las mayores consecuencias del bloqueo para pacientes como Rosaida se “ven en los centros donde reciben los tratamientos de inducción de la quimioterapia por las dificultades en la entrada de los citostáticos”.
“A esto debemos enfrentar con la sustitución por otros sueros en los protocolos que tienen varias opciones o diferentes líneas para que nuestros pacientes reciban siempre el tratamiento adecuado. De no existir el bloqueo no tendríamos necesidad de estos protocolos, y sí nosotros tendríamos el tratamiento ideal, la respuesta a la enfermedad tal vez es más rápida y mucha más efectiva”.
Rosaida confiesa que hoy se siente “muy bien gracias a los tratamientos que han tenido que hacerme con las diversas alternativas, y les doy la gracias a todos los equipos médicos para mantener mi salud”.
“Desde que empecé con la enfermedad me han dado buen trato todos los especialistas de la salud, me han puesto el medicamento que necesito y que gracias a todo lo que hace la Revolución nunca me ha faltado el tratamiento”.
Leydis Rodríguez Araujo, su mamá confiesa que se siente “muy agradecida por todo lo que hacen para buscar el tratamiento para mi hija a pesar del bloqueo. En otro país por mi condición económica no tuviera la posibilidad que hoy tengo aquí, ya mi hija se me hubiera muerto pues no tengo condiciones para pagar un tratamiento como el que ella lleva, por la quimioterapia, las transfusiones de sangre y plaquetas y cada vez que las necesita ahí están con tiempo, estoy muy agradecida con la Revolución”.
Génesis de una política hostil
La historia de nuestra isla recoge el triste acontecimiento de aquel dos de marzo de 1902 cuando en contra de la voluntad del pueblo de esta Isla, el Congreso de los Estados Unidos otorga su aprobación definitiva a la Enmienda Platt, que sería de inmediato sancionada por el Presidente de ese país.
Es entonces como esta enmienda pasa a estar anexada a la Constitución de Cuba, mediante la cual el gobierno norteamericano se adjudicaba el derecho a intervenir cuando lo estimara conveniente y adueñarse de porciones del territorio para establecer estaciones navales o carboneras, y le niega a los cubanos la posibilidad de concertar tratados o convenios con gobiernos extranjeros. Es así como comienza una larga y triste trayectoria de lo que hoy llamamos bloqueo.
Continuidad
En enero de 1959 nacía una Revolución triunfante que se le atravesaría al gobierno norteamericano. Desde ese mismo momento no cesaron desde Washington las acciones para derrocar al nuevo proyecto social cubano, que fueron escalando hasta convertirse en un bloqueo total encaminado a la asfixia económica de la nación.
El 3 de enero de 1961 Estados Unidos rompió relaciones diplomáticas con Cuba. El 31 de marzo de ese año, el Presidente John F. Kennedy suprimió totalmente la cuota azucarera cubana en el mercado norteamericano; y el siete de febrero de 1962, mediante la Orden Ejecutiva Presidencial 3447, se implanta oficialmente el bloqueo total contra Cuba.
Impacto del bloqueo
El bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos contra Cuba desde hace más 50 años, es la expresión más elevada de una política cruel e inhumana, carente de legalidad y legitimidad y deliberadamente diseñada para provocar el desengaño y el desaliento mediante la insatisfacción económica y la penuria, debilitar la vida económica negándole a Cuba dinero y suministros con el fin de reducir los salarios nominales y reales, provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno. Nada ha cambiado en el transcurso de todos los gobiernos norteamericanos sucesivos, como no fuera para recrudecer esta política.
Se ha continuado aplicando con todo rigor. No se ha renunciado y mucho menos emprendido acción alguna para desmontar el complejo entramado de leyes y disposiciones administrativas que conforman las bases legales y las regulaciones del bloqueo. Tampoco han sido modificados los fundamentos sobre los que se erige esa política. Así lo demuestra la vigencia de leyes como el carril III de la Ley Helms-Burton, entre otras.
Desde abril de 2018 hasta marzo de 2019, el bloqueo ha causado pérdidas a Cuba en el orden de los 4 mil 343, 6 millones de dólares.
En un artículo publicado por el periódico Granma se asegura que transformar el costo del bloqueo en capacidad de pago del país, permitiría disponer de una fuente de financiamiento adicional, sustantiva y sostenida que otorgaría un mayor dinamismo a los programas inversionistas vinculados a los sectores estratégicos del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030. De esta manera, se crearían las condiciones necesarias para lograr gradualmente ritmos sostenidos de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) anual.
En el informe presentado sobre las afectaciones del Bloqueo a Cuba del año 2019 en las Naciones Unidas recoge que los daños provocados por las sanciones contra Cuba en el ámbito de la salud son incuestionables.
Este entorpece la adquisición de tecnologías, materias primas, reactivos, medios de diagnóstico, equipos y piezas de repuesto, así como medicamentos para el tratamiento de enfermedades graves, como el cáncer. Estos insumos deben obtenerse en mercados lejanos, en muchas ocasiones, mediante intermediarios, lo que impone el incremento de sus precios.
No contar con el medicamento o la tecnología idónea para la atención de una enfermedad ha resultado, en algunos casos, un impedimento para salvar una vida
Entre abril de 2018 a marzo de 2019, el daño al sector de la salud cubano ascendió a 104 millones 148 mil 178 dólares, cifra que supera en 6 millones 123 mil 498 dólares a la del año anterior.