60 años de altruismo por la vida

“Al dejar un fragmento de mi alma en cada uno de esos lugares del mundo en los que he tenido el privilegio de salvar vidas, no siento que haya perdido parte de mí, sino que he crecido como mi orgullo de ser cubano y médico”, son las palabras de un amigo internacionalista que prefiere el anonimato por esa manía suya de pasar desapercibido.

Y aunque respeto su decisión soy consciente que nunca pasarán inadvertidos quienes, como él, se desdoblan frente al dolor y son capaces de quitar sus vestiduras para dar calor a los desprotegidos frente a la maquinaria oligárquica que transforma la salud en un negocio por encima de su verdadera esencia humanista.

Guardan los colaboradores cubanos las miradas agradecidas de millones de humildes de 165 países que en sus manos recuperaron la luz, apagada por el infortunio de la pobreza o el golpe inesperado de la naturaleza como en aquella experiencia primaria en 1960, cuando una pequeña brigada médica cubana llegó a Chile para ayudar tras un terremoto.

Más de 605 mil cooperantes de las disímiles especialidades de la salud han dejado huellas en rincones y parajes del orbe, haciendo honores a su juramento hipocrático pusieron alas a la esperanza y pintaron la oscuridad de rojo, blanco, y azul.

La decisión de salvar es el estandarte cuando van escalando montañas, cruzando ríos, superando heladas y el sofocante calor del desierto, rebasando barreras idiomáticas, sobreponiéndose a los miedos que supone una enfermedad desconocida y mortal.

 A 60 años del inicio de la colaboración médica internacionalista en Argelia, Cuba y sus profesionales continúan ofreciendo vida, aliento, sueños, gratitudes, tanto en los enfermos que salvan y sus familias como en los miles que se nutren de saberes para ejercer el arte de salvar.

En sus corazones la ética de quien les llamó heraldos por la salud, de un Fidel gigante capaz de comprender la grandeza de compartir con los desposeídos lo mejor de la obra revolucionaria cubana: su virtud y ejemplo en favor del bienestar del mundo.

Hoy, en los 22 mil 632 colaboradores cubanos de la salud integrantes de las 57 brigadas médicas distribuidas en igual número de naciones de todos los continentes, habita la incondicionalidad y sensibilidad que engrandecen a la medicina cubana y su gesto generoso.

Que su elocuencia, que brota de las historias y vidas protegidas, continúe ascendiendo, es el reto en lo adelante; así trascenderán por siempre, inseparables a la medicina cubana, el altruismo y la vocación de salvar en cualquier rincón del mundo.