En la inauguración estuvieron presentes varias personalidades, incluido el arquero español Iker Casillas, campeón del mundo en Sudáfrica-2010 y titular de cuanto torneo exista a nivel de clubes con el Real Madrid, donde jugó entre 1999 y 2015.
A groso modo, aseguran los presentes en la Plaza Roja, el mítico arquero español dijo que Moscú cambió mucho, para mejor, en los últimos años, y el Mundial llegó para unir a la gente porque es una fiesta de todos.
La cancha futbolera está situada a los pies de las robustas murallas del mismísimo Kremlin, con el reloj de la Torre Spasskaya como testigo perenne, y estará abierta hasta el final de la Copa del Mundo, que acoge Rusia del 14 de junio al 15 de julio.
Muchos jóvenes practicaban sus mejores habilidades, se pasaban el balón y disparaban a portería, mientras otros organizaban algún partido para amenizar el día, bastante caluroso para ser Moscú, con sol radiante y cielo despejado, y temperaturas que rondan los 25 grados.
Moscú tiene dos sedes en el torneo, el estadio Luzhniki y el Spartak, dos instalaciones que fueron modernizadas y quedaron con estándares de primer nivel mundial.
El Luzhniki, la joya de la corona rusa, acogió la inauguración de la Copa y también servirá de escenario para la gran final.
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