
Cumplido un mes de iniciada su administración por vía intramuscular, el candidato vacunal contra la COVID-19, denominado Abdala (CIGB-66), presenta perfiles de seguridad muy buenos hasta el momento. Obtenido por el capitalino Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), desarrolla su ensayo clínico en el hospital Provincial Saturnino Lora, de Santiago de Cuba.
«Actualmente –precisó la doctora Liudmila Risset Castro Andión, jefa del Departamento de Docencia e Investigaciones de la institución de salud–, estamos en un momento importante de la primera fase que debe concluir en febrero, y en la evaluación seguida a las 132 personas incluidas en el estudio, todo indica un elevado índice de eficacia y efectividad.
«Tenemos mucha confianza en que dé resultado –añadió–, todo se ha hecho al pie de la letra y está en dependencia de la respuesta del organismo, pues, en las escasas reacciones adversas, lo más notorio son las molestias en el sitio del pinchazo. En pruebas de este tipo vale mucho la adecuada cooperación y la confianza de la muestra participante.
«Acorde con la experiencia en otras investigaciones entre el CIGB y nuestro hospital –destacó–, se trabaja con un rigor exquisito, intenso y agotador, desde el cuidado en las dosis de vacuna, las pruebas de laboratorio para garantizar que no se viole nada de lo indicado, y hasta el registro de cada paso, para luego poder determinar el nivel de anticuerpos más efectivo.
«Ya sabemos que Abdala es segura –puntualizó–, pero estamos definiendo su inmunogenicidad, y en ese sentido ha tenido el estrecho seguimiento por parte de un comité de expertos que podríamos llamarle neutral, pues no pertenece a ninguna de las partes involucradas, así como del Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (Cecmed)».
De mantenerse este comportamiento y sin violentar paso alguno, el ensayo podría iniciar en febrero y culminar entre marzo o comienzos de abril la segunda fase, que incluiría a unas 800 personas hasta edades muy avanzadas y carentes de exigencias en cuanto al estado de salud, de manera que constituya un reflejo, lo más real posible, de la población cubana.