Blas Roca Calderío, altar y vida (+ audio)

Blas es un ejemplo para las nuevas generaciones //Foto cortesía del archivo del Museo de las Luchas Obreras

El ejemplo del revolucionario Blas Roca Calderío revive con más fuerza y pertinencia a 115 años de su nacimiento. Y lo hace en tiempos de duro bregar del pueblo cubano por mantener sus conquistas soberanas y la justicia social ganada. Para él homenaje y admiración merecidas en la convicción de refrendar las lecciones que su vida fecunda entregó desde su temprana juventud, en su natal Manzanillo.

Nacido con el nombre de Francisco Calderío, el apelativo de Blas Roca surgió al calor de sus publicaciones revolucionarias y políticas aparecidas en diversos medios durante su etapa juvenil, en los cuales firmaba con ese seudónimo, devenido una suerte de estandarte.

Venía del seno de una familia humilde y a pesar de que solo pudo asistir a la escuela hasta el cuarto grado, más tarde logró con gran esfuerzo pasar exámenes de magisterio y obtener el título correspondiente. Muchacho perseverante, no cedió en el empeño de ilustrarse aún más a toda costa, de forma autodidacta, sobre todo leyendo. Al mismo tiempo aprendió el oficio de zapatero para ganar el sustento, como era tradición en su familia.

Tan temprano como a los 20 años comenzó a vincularse con el aprendizaje del marxismo-leninismo, y en 1929, a los 21, ingresó en el Partido Comunista de Cuba, fundado por Julio Antonio Mella y Carlos Baliño en 1925. Su desempeño valiente y tenaz dentro de los principios de esta ideología fue una línea suya de toda la vida e hizo de él un luchador indoblegable, como reconociera Fidel, por las causas justas.

Era por entonces Secretario General de la Federación Obrera de Manzanillo, y seguidamente tuvo un accionar notable en varias huelgas de zapateros y en la de estibadores de 1930.

Ya en 1931 se le ve fundando el Partido Comunista en Oriente, del cual resultara integrante del Comité Central. Una responsabilidad que también compartían Lázaro Peña y Jesús Menéndez.

Eran años de intenso accionar en los que creó una central sindical coordinadora de representantes de todas las tendencias de la clase obrera e impulsó tareas con un sentido de la lucha de clases. Cuando Fulgencio Batista, devenido luego en dictador de Cuba, dio el golpe de estado en 1952, Blas Roca estuvo entre los que se opuso al acto fuera de la ley y más tarde combatió contra el régimen en las filas revolucionarias clandestinas.

La alborada de libertad ocurrida el primero de enero de 1959 trajo la cristalización de los sueños del fogueado luchador, que no se rindiera nunca. Integró entonces la Dirección Nacional de las Organizaciones Revolucionarias Integradas y posteriormente del Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba.

Se sintió muy útil en la labor cumplida como director del diario Hoy hasta que este se uniera a Revolución y surgiera el periódico Granma en 1965. Con honor fue el primer presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, creada el dos de diciembre de 1976.

Entre sus méritos atesoró el título de Doctor Honoris Causa en Ciencias Jurídicas en la Universidad de la Habana en 1974, al tiempo que tuvo una notable contribución desde el puesto de máximo dirigente de la Comisión Redactora del Anteproyecto de Constitución de la República aprobada en 1976.

Hombre de extremada sencillez y nobleza que a 115 años de su natalicio Cuba recuerda y venera desde su consagrada vida. Y es que está en el ejemplo de hombres y mujeres que inspirados en su máxima de entrega y compromiso luchan, aún, por una Cuba libre y soberana. En combate permanente de una nación toda en donde es, Blas Roca Calderío, altar y vida.