Celia, una mujer inolvidable

Foto de internet

Manzanillo. Enero 11.- Hoy es imposible no recordarla, esta oncena jornada del primer mes del año siempre nos remite a su imagen, a su ejemplo, a su esencia, hoy se cumplen 42 años de su partida hacia la eternidad y otra vez se nos oprime el pecho.


Y es que Celia Esther de los Desamparados Sánchez Manduley fue esa mujer que siempre estuvo al lado de su pueblo, por lo que es imposible no recordarla por su sonrisa, su talento, su entrega, su vocación humanista que le llevaba a ayudar a todos los necesitados que ella podía brindarle algún apoyo.


Eterna martiana gracias a las enseñanzas que le inculcó su padre amoroso y dedicado a ella, el doctor Manuel Sánchez, médico que también estuvo al lado de los más pobres y necesitados, con quien subió al Pico Turquino en el año del centenario del Apóstol para inmortalizarlo desde el punto más alto de Cuba. Quizás ese ejemplo paterno fue el que le prendió la llama de la solidaridad y de amor hacia al prójimo.


Esta entrega la llevó primero a la clandestinidad en varias sitios, en especial en su ciudad adoptiva de Manzanillo, pues quería que terminaran las injusticias y que Cuba fuera una nación libre y soberana para el bien de todos.

Norma, Carmen, Lilian, Aly, son algunos nombres que utilizó en esta lucha donde se involucró con varias organizaciones de perfil insurreccional.


Una de las misiones más importantes que desempeñó fue preparar desde la tierra de La Demajagua el desembarco del Granma, para lo que trabajó arduamente en nuestra ciudad. A Manuel Echevarría en su viaje a México Fidel Castro expresó:


«… si esa mujer es como tú dices, donde mejor está es en Manzanillo, porque allí va a ser más útil…»


Y así fue, desde aquí brindó todo su apoyo a esa epopeya, luego vendría la Sierra Maestra donde se graduó de guerrillera junto al pelotón de féminas Las Marianas creado por Fidel.


Así se convirtió Celia en nuestra heroína de la Sierra y el Llano, en nuestra valerosa mujer que amaba tanto a la naturaleza como la historia. La vida no le premió con hijos biológicos pero tuvo muchos ahijados al triunfar la Revolución humanista del 59, que los acogió como si fueran sus retoños.

Eran los niños de los mártires y los cubanos asesinados por las tiranías que gobernaban a nuestra nación. Así se convirtió en la madrina de todos los cubanos.


A ella le debemos grandes obras como los archivos que atesoran la rica historia de nuestra isla, como el del Consejo de Estado de la República de Cuba, también importantes edificaciones como el Palacio de las convenciones de La Habana, el parque de diversiones Lenin, la céntrica y emblemática heladería habanera Coppelia.


Este 11 de enero es una jornada triste, ya suman 42 años de su ausencia, un día en el que se le debe recordar con todo cariño por ser nuestra flor más autóctona. Ella vivirá siempre en el corazón de los cubanos que quieren un mundo más justo y solidario.