Entre ellas destaca el proyecto de ley de amnistía, que desde hoy será sometido a consideración en las plenarias del Senado y la Cámara de Representantes.
El mayor riesgo de la actual etapa es que algunos parlamentarios se ausenten de los debates o que durante los mismos los pactos suscritos puedan sufrir modificaciones contrarias a su espíritu, añadió una nota de prensa divulgada por organizadores de la veeduría.
Otra de las pretensiones de la iniciativa es crear una suerte de puente entre los ciudadanos y los congresistas.
Durante las marchas del silencio y de las flores millares de estudiantes, trabajadores, representantes de grupos indígenas, de víctimas y afrodescendientes abogaron por el fin de la guerra luego de los inesperados resultados del plebiscito de octubre cuando la mayoría de los sufragantes rechazó el consenso inicial entre el Ejecutivo y esa organización rebelde.
Posteriormente y con las propuestas surgidas de un gran diálogo nacional, los voceros gubernamentales y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) consiguieron reajustar el texto hasta lograr el último tratado, validado ya en el Capitolio.
A partir de entonces comenzó oficialmente la fase de implementación de lo consensuado que requiere leyes como la de amnistía, aprobada en primer debate en el Senado y la Cámara de Representantes.
Resta ahora su análisis en plenaria y la valoración de otro paquete de actos legislativos indispensables para que la paz se abra camino sin dificultades.
Todos expectantes, Congreso no debe hacer modificaciones a acuerdos; alertó mediante su cuenta en Twitter el líder de las FARC-EP, Timoleón Jiménez.
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