Inmersos en la misión de principios de pensar como país, los cubanos de hoy tenemos la responsabilidad de hacer una mejor Cuba.
La inspiración del legado de los que como el Héroe de Yagüajay, juró primero dejar de respirar que dejar de ser fiel a la confianza de Fidel y de la Revolución, es brújula que acompaña a los buenos cubanos en este propósito común de preservar las conquistas ganadas de pie.
Cada uno de los encargos en las esferas socio económicas, político culturales o de la defensa que protagoniza el pueblo trabajador, deberá llevar la impronta de entrega, de desinterés personal, la sencillez y valentía del hombre que junto a Martí, como canta el compositor Raúl Torres, cabalga en corcel listo para combatir.
¡Y ese es el Camilo alegre, jaranero, firme y temerario que nos guía y nos mira más allá de unos ojos picarescos pero profundos que completan la magia con una barba copiosa que guarda la sabiduría del tiempo!
Así, eternamente joven, con sus inmortales 27 años, Camilo es la imagen del pueblo, el Señor de la Vanguardia el mismo que de Oriente a Occidente señala a las nuevas generaciones su ejemplo de fidelidad, el compromiso patrio y la certeza que nosotros hoy somos continuidad.
