Manzanillo. Marzo 4.- A penas transcurrían las primeras horas del amanecer de este miércoles cuando recibí una de las llamadas de esos amigos a los que se les agradece mantener el contacto.
-Buenos días mi amigo.
-Buenos días; respondo.
-Te llamo para decirte que ahora mismo estoy brindando mi apoyo voluntario en el centro de aislamiento de la escuela pedagógica. Comienzo hoy en esta nueva misión en la zona roja.
-¡Qué bueno mi socio, cuídate y muchas gracias por tu llamada, y por ese apoyo que estás brindando! Suerte.
Mientras escuchaba del otro lado del auricular la voz de Yasmani Milanés Rodríguez, enseguida recordé que ese mismo día, el tres de marzo, era el cumpleaños de su mamá, e inmediatamente expresé: ¡Qué clase de valor tiene nuestra juventud, esa a la que otros desagradecidos quieren desmoralizar!
Y es que no se podía esperar otra cosa de Yasmani, ese joven valiente que no dudó un minuto en responder al llamado de nuestra Patria a servir donde es más útil hoy, ayudando en este centro de atención a pacientes altamente sospechosos de padecer la COVID-19 desde la zona roja.
Enseguida sucedieron los detalles para conceder una entrevista vía internet para contar su experiencia. Entonces me confesó que se sumó a esta tarea luego de que se les convocara «a todos los trabajadores menores de 35 años por el consejo de dirección de la escuela pedagógica Celia Sánchez Manduley, a brindar nuestra ayuda si se tuviera que establecer nuestra escuela como centro de aislamiento.
Mi repuesta fue rápida, un Sí que era en este tiempo, la única forma de combatir, y de mostrar nuestro compromiso con la Revolución porque este es nuestro Moncada, nuestro Desembarco, nuestro Grito de independencia de aquel 10 de octubre».
Yasmani tiene 24 años y es uno de los más recientes profesores de la escuela pedagógica de Manzanillo, pues hace sólo unos meses se título de su licenciatura en el magisterio en el campus Blas Roca Calderío de la Universidad de Granma.
«Nosotros somos los encargados de llevarle los alimentos y las cosas indispensables a los pacientes que se encuentran en zona roja, y apoyar el personal médico que labora junto a nosotros», me explica de su labor que realiza en esta institución.
Entonces le pregunté su valoración sobre la actitud mostrada por el grupo de muchachos que junto a él se unieron en este combate. El confesó que «este gesto es positivo por el nivel de compromiso y responsabilidad desarrollado por los jóvenes cubanos a lo largo de la obra revolucionaria. Es ser solidarios con quienes lo necesitan ahora más que nunca», dijo.
Este muchacho el año pasado como estudiante universitario también tuvo varios aportes directos en el combate contra la COVID-19 en otras tareas en el territorio, por lo que la máxima dirección de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) en Granma y en Manzanillo le concedieron la condición Jóvenes por la vida, galardón que hoy le da más méritos y reconocimientos con esta batalla cara a cara frente a la COVID-19.
«Es esta una condición que nos enaltece y nos hace más seguros de que nuestra Revolución cuenta con jóvenes de vanguardia como nosotros, y que nunca dejaremos de agradecerle, y mucho menos negarnos al cumplimiento del deber».
-¿Sientes miedo en esta nueva tarea?
– Para ser sincero solo un poco de temor. Como sabes este virus es mortal, pero si cumplimos con las medidas de protección y seguridad no tenemos nada que temer.
El apoyo que brindan los jóvenes manzanilleros hoy en este centro de aislamiento es vital. La tarea comenzó el pasado martes y ya se han ido sumando otros hasta lograr un equipo de cuatro valerosos bisoños comprometidos con su pueblo.
«Es importante nuestra ayuda ya que somos el personal que más podemos apoyar en esta tarea, al ser jóvenes tenemos fortaleza y espíritu renovador para proteger a las personas mayores que son vulnerables», agregó.
Esta nueva misión los aleja por unos días de sus familiares y hasta les priva de compartir momentos especialidades como el cumpleaños de sus seres más queridos, pero de todos modos ellos se mantienen firmes al lado de su deber.
«Para mí la familia lo es todo, es lo mejor que Dios me pudo dar. Al principio tomaron la noticia con un poco de temor, pero a la vez me daban fuerzas para que cumpliera con el deber y demostrar mis sacrificios para luchar en favor del bien de todos.
Mi mamá cumplió años ayer cuando me tenía que incorporar a la zona roja, y ella no me decía nada pero sé que se sentía un poco triste al verme lejos y sólo me decía: a cumplir que después celebraremos juntos y sobre todo cuidate hijito mio».
Con esta experiencia de Yasmanis ahora el mozalbete tiene un llamado que transmitir a los cubanos, y en especial a los manzanilleros. «El mensaje es que es muy triste estar en la zona roja y ver a adultos mayores sufrir las consecuencias de la irresponsabilidad de muchos, que se cuiden y cumplan con las medidas adoptadas por nuestro personal de salud».
Yasmani se suma a este ejército de valerosos jóvenes valientes que en toda la isla han brindado su ayuda solidaria para combatir esta enfermedad que nos azota. Esta es otra muestra de cuánto vale nuestra juventud comprometida por su futuro y nuestro país.
Estos gigantes bisoños merecen también nuestros agradecimientos y aplausos que premian sus esfuerzos. Por tu actitud y entrega: ¡Gracias Yasmani!