La pequeña Iliet Bring Figueredo cumple hoy 10 años, ella como todos los niños cubanos se siente orgullosa de vivir en esta isla caribeña, de disfrutar de las bondades y beneficios de esta sociedad socialista.
Su mamá es médico, su abuela profesora de Español-Literatura, ella quiere ser doctora como su mami para poder ayudar a los niños de naciones donde se dificulta el acceso a la atención médica, donde los pequeños no pueden asistir cada mañana a la escuela porque tiene que salir a trabajar para ganar el sustento de cada día.
“Por eso me siento muy feliz de vivir en Cuba – comenta Iliet- aquí tengo una vida que no hubiese podido tener si viviera en otro país del mundo, yo puedo ir a la escuela sin que a mi familia le cueste, puedo hasta hacerme doctora sin pagar un centavo, todo eso gracias a la Revolución”.
“Mi mamá cumplió misión en Bolivia y me cuenta que allá eso no es como aquí, ella atendía a personas que nunca habían podido ir al médico y se asombraban de que no le cobrara nada, en este país eso es muy normal que te atiendan y lo hagan bien, sin escatimar nada y sin costo ninguno”.
“Yo puedo salir tranquilamente a las calles a jugar, cosa que hago todos los días, juego en la calle con mis amigos, sin peligro de tiroteos o secuestro; me cuenta mi mamá que en Bolivia eso no es así, cada cual tiene que estar dentro de la casa porque es muy peligroso estar fuera si no es necesario”.
“Me siento tan agradecida porque hora mismo mira como el gobierno se está preocupando por esto de la pandemia, nosotros terminamos de dar las clase por televisor, comenzaremos y nos evaluarán y el curso se reajustará para que no perdamos tiempo y no nos atrasemos; eso sólo se logra en un país como este”.
“Pero no solo eso, cómo han organizado todo para evitar más contagios , mi mamá trabaja en el hospital Celia Sánchez, es especialista en medicina interna, ella está lista por si tiene que atender a enfermos con el coronavirus; yo aplaudo cada noche por los médicos cubanos, y en especial por ella, que es mi favorita”.
“Ahora espero ansiosamente el momento de volver a ver a mis compañeritos del seminternado Luis Ángel Rodríguez, de poder darles un gran abrazo a todos, de llevarle a mi maestra una flor por las mañanas y entonar con todas mis fuerzas el Himno Nacional en agradecimiento a la Revolución cubana y a todo los que lucharon y siguen luchando por ella”.