“Jamás pensé que iba a ser maestro, pero desde que entré todo cambió, transformó mi vida”. Porque salvar almas desde el conocimiento y los valores humanos es la esencia de la educación, el joven manzanillero Jorge Martínez García, del preuniversitario Micaela Riera Oquendo de esta urbe, no duda en expresarlo.
“Entré a un mundo mágico, donde no solamente enseñé, sino que aprendí muchísimo, a cómo cambiar ese ser humano y sacar lo mejor de él. Porque caminos hay como corazones, pero para llegar a esos caminos de los estudiantes hay que entrar en sus corazones”.
La máxima de educar para bien, asegura, es garantía de cuanto ha logrado en su corto ejercicio en el magisterio, donde lleva varios cursos preparando para los exámenes a los estudiantes del duodécimo grado que aspiran a ingresar a la Educación Superior, con notables éxitos.
“Eso sale con sacrificio, con abnegación, mucha responsabilidad y sobre todo con mucho amor. Un estudiante es una semilla que la vamos transformando, regando y al final obtenemos médicos, ingenieros, toda una sociedad”.
Afirma que escogió la Historia de Cuba porque “es mágica, y hay que defenderla a toda costa. Los jóvenes de hoy debemos tener presente que conocer el pasado es conocer nuestra realidad, para poder transformar el futuro”.
Él, emergido de la grandeza patria, expresa el orgullo de llevar más de 10 años como docente y de ser “el resultado de esa obra de la Revolución que son los Cursos de superación integral para jóvenes, y eso lo voy a agradecer a la sociedad y en especial a nuestro Comandante Fidel”.
“No podía defraudarlo, no podía defraudar a ese programa que tanto hizo por jóvenes que estábamos sin opción laboral. Fue un regalo, y aquí estoy con resultados, y es lo mejor que tengo”.
Recientemente premiado como el profesor vanguardia de la educación preuniversitaria en Manzanillo, Martínez García sonríe, “sorprendido porque hay gente valiosa en este sector y enseñanza; y es un compromiso de seguir mejorando, obteniendo esos mismos resultados y mejores por esta sociedad y mi Manzanillo de siempre”.
Con la misma jovialidad con la que toma de la mano a sus alumnos para adentrarse en el sorprendente mundo de la identidad, los sucesos y personalidades que marcan las raíces de la Cuba actual, asevera andar por la vida, y regala los frutos de esa vocación para enseñar que le reveló la Patria.