
La brisa marina acaricia las columnas blancas y el Sol pinta de dorado su emblemática cúpula. La Glorieta de Manzanillo, ubicada en el corazón del Parque Céspedes, no es solo una estructura arquitectónica; es un símbolo de la identidad manzanillera, un escenario donde la música ha narrado la historia, el amor y la lucha de nuestro pueblo.
Desde su construcción, a principios del siglo XX, la Glorieta es testigo y protagonista de la vida cotidiana de la ciudad. En sus escalones, generaciones de manzanilleros han compartido confidencias, sueños y esperanzas. Bajo su sombra, enamorados han sellado promesas y familias han disfrutado de momentos de esparcimiento. Pero, sobre todo, la Glorieta fue un espacio para la expresión artística, un templo de la música donde han resonado los acordes de bandas municipales, orquestas populares y grupos de pequeño formato.
Fue escenario de serenatas románticas, de retretas militares, de celebraciones patrióticas y de actos culturales que enriquecen la vida espiritual de la comunidad. En sus adoquines, bailaron nuestros abuelos, nuestros padres y nuestros hijos, al ritmo de sones, danzones y guarachas que forman parte de nuestro patrimonio musical.


Pero la Glorieta de arte morisco, es un espacio de entretenimiento; también sirvió de escenario durante la lucha contra la dictadura de Batista, fue un punto de encuentro para los jóvenes rebeldes, un lugar donde se organizaban manifestaciones y se difundían ideas de liberación.
Hoy, esta joya de la arquitectura local sigue siendo un lugar de encuentro y de expresión cultural, que invita a los manzanilleros y visitantes a disfrutar de su encanto y su significado histórico. En sus alrededores, se realizan conciertos, festivales y eventos culturales que contribuyen a dinamizar la vida social de la ciudad.
Este tesoro debemos preservar y valorar, como símbolo de nuestra identidad, de nuestra historia y de nuestra cultura. Es un espacio donde se respira el aire puro de la música, donde se siente el pulso de la comunidad.
Es, en definitiva, el corazón musical de Manzanillo que late con su historia y el fervor de un pueblo que ama su cultura y su identidad.


