Conozco a Yazmín Ramírez Barbán desde que sólo medía de dos a tres cuartas, y le vi crecer con todos los gustos siempre alegre y amante de las salidas nocturnas y las fiestas con los amigos; muchas veces le llamé la atención, confieso, por las decisiones propias de la inmadurez, mas hoy le aplaudo su determinación de estar entre los manzanilleros que se incorporan al trabajo en tiempos de ordenamiento.
“Soy madre soltera de un niño de un año y medio, y mi hijo es la principal motivación para buscar alternativas seguras que me permitan mantenerlo”, dice dejándome sorprendida por la lucidez que denota en sus palabras.
“Fui a la Sala de Video del Reparto Gutiérrez, donde está establecido el puesto de mando de la dirección municipal de Trabajo para la atención a las personas que tengan sus inquietudes sobre la vulnerabilidad y, luego de explicarme las características de quienes son consideradas vulnerables e incluso agradecer no estar incluida entre ellas, me hicieron una primera propuesta”, describe.
“Era para trabajar en la Cooperativa de Producción Agropecuaria Omar Rivero, en el llenado de las bolsas para siembra de semillas, pero por la distancia y la condición de tener al niño no me acogí a ese. Permanecí en contacto con la trabajadora social del área, quien sensibilizada con mi situación e interés hasta vino a la casa, y me orientó ir al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), y para allá fui”.
Con 23 años de edad, Yasmín es una de las cubanas que sintió el estímulo que genera en toda la sociedad, fundamentalmente en los más jóvenes, el proceso de transformación de los ingresos, a raíz del ordenamiento laboral y monetario iniciado el primero de enero en curso. Es una de las cerca de mil personas con solicitud de empleo que han acudido al organismo rector de esta tarea en el territorio.
“Allí me atendieron bien, la encargada de atención a los interesados en ofertas laborales de inmediato me preguntó el nivel de escolaridad, que es noveno grado, y acorde a ello la plaza que me ofrecieron fue de auxiliar general en una de las sucursales del Banco Popular de Ahorro y no lo dudé”.
“Me llenaron la boleta y de ahí para el banco, donde me recibieron de maravilla, el director muy amable y se hizo la coordinación necesaria para efectuar la entrevista al día siguiente y luego otra en Bayamo”, dice mientras se nota en su tono ese grado de satisfacción que experimentó durante la travesía.
“Ya me siento trabajadora de allí, aunque debo incorporarme cuando se me entregue el uniforme; respecto al niño pues tuvimos que hacer ajustes en casa y mi madre lo cuidará hasta que comience la adaptación en el cuido, pues con mi salario podré pagarlo”.
“Ahora, en estos momentos que estamos viviendo se hace imprescindible tener un trabajo, y más que soy una madre prácticamente sola, porque mi mamá también es ama de casa, y mi hijo necesita de mí; lo más que puedo hacer es trabajar, él depende de mí y yo tengo que ganar el sustento para poder comprarle lo que esté a mi alcance”.
La joven se incluye igualmente entre los 537 habitantes golfeños que han sido ubicados laboralmente en la urbe, a partir de una acción intencionada del MTSS de conjunto con las direcciones de los organismos y entidades municipales para facilitar el acceso a esa fuente principal de satisfacción de las necesidades de consumo, uno de los principios que rigen esta reforma.
Por tales propósitos se tomó la iniciativa de desarrollar “una vez por semana un taller de empleo, donde se buscan las opciones y se incentiva la radicación de plazas en disponibilidad para brindarle una mejor oferta al pueblo, que a partir de la implementación de la Tarea Ordenamiento siente como necesidad emplearse”, refiere Damaris Riera Martín, directora de Trabajo y Seguridad Social en Manzanillo.
Señala además que la disponibilidad hoy se corresponde con intereses del territorio en el orden agrícola, que generalmente no satisfacen los de quienes buscan de estas opciones para asumir los gastos en el nuevo entorno económico; y se convoca a realizar cursos de capacitación para que los solicitantes se sumen y puedan incursionar en las formas de gestión no estatal, porque lo importante es que logren aportar a la sociedad y a su economía familiar.
Consciente de esta realidad objetiva en el actual escenario cubano, Yasmín Ramírez valora este como “nuevo comienzo”, pues “yo interrumpí mis estudios de la enseñanza Técnico-profesional, pero en este momento igualmente me encuentro culminando los estudios preuniversitarios, en la facultad obrero campesina todos los sábados, que me permitirá obtener el título de duodécimo grado, y lo seguiré haciendo cuando empiece a trabajar porque, como ellos me dijeron, ese es mi derecho”.
“Pero la superación no se quedará ahí, tengo confianza, porque desde el primer encuentro con el directivo de la sucursal me informó que también tendré la oportunidad de sumarme a los cursos que dentro de la institución se ofrecen, para incrementar los conocimientos y aspirar a una mejor plaza en el mañana”.
“Es esta la respuesta del gobierno cubano a la necesidad que sentí de ponerme a trabajar; y la decisión de hacerlo, a mi entender, es hoy la mejor manera de esforzarme por mi bebé”.
Sin dudas, es también para esta periodista un motivo de alegría saber que mi joven vecina rompe su inmovilismo y mira con juicio, madurez y sentido del momento en que vive, por ella y por su pequeño hijo, la oportunidad de ser protagonista de la Cuba que se crece ante las dificultades y avanza con la fuerza de su proletariado.