Cinco años tremendos en los que Cuba no se detuvo – Parte I (+ Audio y Video)

Foto: Estudios Revolución
Foto: Estudios Revolución

Para no dejar dudas en torno a que el afán libertario de Cuba es uno solo en la línea del tiempo, para disipar toda ambición relativa a una posible ruptura generacional, la palabra “continuidad” fue piedra angular del discurso pronunciado el 19 de abril de 2018 por Miguel Díaz-Canel Bermúdez, el primero en su calidad de Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros.

Ese día el dignatario lanzó un jarro de agua helada a quienes habían soñado que, con su ascenso a la más alta responsabilidad, el país caribeño entraría en una nueva Era, en un canal de cambios tan radicales que atrás quedarían épocas rebeldes: Sus palabras de presentación durante la Sesión Constitutiva de la IX Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en el capitalino Palacio de Convenciones, no dejaban resquicio a profecías erradas:

«Más de medio siglo de calumnias y de convites oscuros a la ruptura generacional y al desaliento frente a las dificultades, no han podido derribar las columnas del templo de nuestra fe: la Revolución de Fidel y de la Generación del Centenario de Martí, transita por su año 60 con la dignidad de sus fundadores, intacta y engrandecida por haber sabido hacer en cada momento lo que cada momento demandaba».

En una alocución cuyo «primer pensamiento» fue dedicado a la generación histórica, el mandatario afirmó: «Aquí no hay espacio para una transición que desconozca o destruya el legado de tantos años de lucha. En Cuba, por decisión del pueblo, solo cabe darle continuidad a la obra, unidas las generaciones nacidas y educadas en la Revolución y la generación fundadora, sin ceder ante las presiones, sin miedo y sin retrocesos, defendiendo nuestras verdades y razones, sin renunciar a la soberanía e independencia, a los programas de desarrollo y a nuestros sueños».

Desde ese momento ya podía advertirse, en las ideas pronunciadas, una sinergia que en estos cinco años ha sido procurada y que es herencia esencial de la Revolución, hija del vínculo permanente y estrecho entre la dirección del país y su «gente humilde, generosa y noble». En sus palabras del 19 de abril, Díaz-Canel enfatizó que el «mandato dado por el pueblo a esta Legislatura es el de dar continuidad a la Revolución Cubana en un momento histórico crucial, que estará marcado por todo lo que logremos avanzar en la actualización del modelo económico y social, perfeccionando y fortaleciendo nuestra labor en todos los ámbitos de la vida de la nación».

Dijo asumir su nueva responsabilidad «con la convicción de que todos los revolucionarios cubanos, desde la posición que ocupemos, desde la labor que realicemos, desde cualquier puesto de trabajo o trinchera de la patria socialista, seremos fieles al ejemplar legado del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, líder histórico de nuestra Revolución y también al ejemplo, el valor y las enseñanzas del General de Ejército Raúl Castro Ruz, líder actual del proceso revolucionario».

Habló de una dirección «cada vez más colectiva», de tomar decisiones «a través de procesos ampliamente democráticos que ya son parte inseparable de la política nacional». Y compartió una de las frases que más se recuerdan de ese día: «No vengo a prometer nada, como jamás lo hizo la Revolución en todos estos años».

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Cuba tiene entre sus fortalezas el magisterio de la generación histórica, de combatientes como Raúl, quien ha dejado claro que, si se trata de defender a la Patria, a la Revolución y al Socialismo, él seguirá hacia adelante con el pie en el estribo. Foto: Estudios Revolución.

La Cuba mediata e incluso futura se fue presentando claramente en la voz del Presidente, mientras este advertía que la Revolución no terminaba donde terminaban sus guerrilleros, y que en la nueva legislatura no habría espacio «para los que aspiran a una restauración capitalista».

Los caminos de trabajo pendiente se fueron prefigurando cuando subrayó la necesidad de «ser más creativos en la difusión de nuestras verdades«; y al mencionar la «prosperidad que nos debemos y que tendremos que conquistar más temprano que tarde, en medio de las turbulencias de un mundo minado por la incertidumbre, la injusticia, la violencia de los poderosos y el desprecio a las naciones pequeñas y a las empobrecidas mayorías».

Todavía el país no se había sumergido -como lo haría a partir del segundo semestre del 2019- en una situación extremadamente compleja, a punto de partida del hostigamiento imperial y de su plan de asfixia. Pero como lo ha evidenciado el curso de la vida, desde que la certeza de la continuidad saltó al aire en voz del nuevo mandatario, se desataron todos los demonios que librarían, como estamos viendo, una de las guerras más bestiales sufridas por la Revolución cubana en toda su historia.

Como si ya hubiera visto lo que se venía encima, el mandatario habló desde los primeros instantes sobre el valor de la unidad entre cubanos, y sobre la necesidad de seguir ordenando el país a través de algo tan cardinal como el ejercicio legislativo, ese que confiere robustez a las instituciones y que se conecta -en una suerte de continuidad del pensamiento fidelista y de las lecciones del compañero Raúl- con todo lo diseñado desde el parlamento en etapas precedentes, con todo lo que pone énfasis en la participación del pueblo, en la democracia participativa.

Pronto, luego de que Díaz-Canel Bermúdez asumiera responsabilidades como Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, se desarrolló el proceso de Reforma Constitucional que devino genuina expresión de la participación popular, y en el cual tomaron parte unos nueve millones de cubanos.

La nueva Ley de leyes, el texto normativo con el cual configurar el país, nació de la sabiduría popular, y tendría la cualidad de ser humanista, enaltecedor y atemperado a los nuevos tiempos. Su proclamación dio paso a un amplio ejercicio legislativo que incluyó aprobar más de 120 normas jurídicas de rango superior.

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La nueva Ley de leyes, el texto normativo con el cual configurar el país, nació de la sabiduría popular, y tendría la cualidad de ser humanista, enaltecedor y atemperado a los nuevos tiempos. Foto: Estudios Revolución.

El 10 de abril del 2019 la Asamblea Nacional del Poder Popular proclamó la nueva Constitución de la República de Cuba, Carta Magna precedida de la labor infatigable y de sumo rigor de una Comisión redactora; de un proceso de consulta popular; de la aprobación en el seno parlamentario; y de un histórico referendo que tuvo lugar el 24 de febrero de 2019, donde el pueblo dijo mayoritariamente Sí al texto normativo.

El otro hito jurídico ha sido el Código de las Familias, ante el cual se pronunció en mayoría y afirmativamente el pueblo, desde las urnas, el 25 de septiembre de 2022. El texto fue calificado por Díaz-Canel como «una obra monumental, por la cantidad de saberes y experiencias que lo conforman; y por una singularidad maravillosa: convirtió el amor en ley, el afecto en ley».

Y nuevamente Cuba vivió otro momento de pulsar ánimos populares durante los procesos eleccionarios que, desde la base, hicieron posible conformar la nueva Asamblea Nacional del Poder Popular cuya primera jornada está marcada este 19 de abril.

Si se aplicara una lógica lineal, habría que decir que, por las adversidades, no era posible la victoria (75,92 por ciento de participación y 72,10 por ciento de voto unido); pero eso es lo que el gran amigo bolivariano y Comandante Hugo Rafael Chávez Frías llamó el «candelorio» de los pueblos; es lo mismo que decir las reservas invaluables de la resistencia, las luces que se levantan, alumbran y guían en cada hora cero.

Cuba tiene en sus subtramas, y lo ha demostrado en estos duros y fecundos cinco años, una resistencia —que ha propuesto Díaz-Canel sea «creativa»— que por lo general no hace ruido, y que sin embargo sigue siendo el capital imprescindible, todavía riquísimo, que decide la suerte de la nación. Cuba tiene entre sus fortalezas el magisterio de la generación histórica, de combatientes como el General de Ejército Raúl Castro Ruz, quien ha dejado claro que, si se trata de defender a la Patria, a la Revolución y al Socialismo,  él seguirá hacia adelante con el pie en el estribo.

ESCUCHAR AL PUEBLO Y GOBERNAR EN CONSECUENCIA

Bajo la premisa de que el socialismo requiere de una ciudadanía activa y del involucramiento popular en todas las esferas del país, el Presidente Díaz-Canel durante estos cinco años ha encabezado una gestión de Gobierno marcada por constantes visitas a los territorios, encuentros sistemáticos con diferentes sectores de la sociedad, y la consulta a expertos en todas las ramas del saber. Es frecuente escucharlo decir, en consecuencia, que «ninguno solo, sabe más que todos juntos».

«En cada visita realizada a los territorios, en cada encuentro con los diferentes sectores de la sociedad, en el trabajo diario desde la Presidencia, insisto en la importancia de escuchar al pueblo y gobernar en consecuencia», dijo el 15 de diciembre del 2022 en la Asamblea Nacional sobre lo que ha sido una constante en su quehacer.

Se les llama «visita gubernamentales» y la primera ocurrió en La Habana, el 16 de mayo del 2018, apenas a un mes de su elección como Presidente. Desde entonces, el Consejo de Ministros se volcó a recorrer las provincias y todos los municipios, para ayudar en la solución de los problemas del territorio.

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«En cada visita realizada a los territorios, en cada encuentro con los diferentes sectores de la sociedad, en el trabajo diario desde la Presidencia, insisto en la importancia de escuchar al pueblo y gobernar en consecuencia», Díaz-Canel. Foto: Estudios Revolución.

Con seguimiento de cada indicación y con al menos una visita por provincia al mes, este estilo de trabajo se mantuvo hasta que la pandemia de la COVID-19 impidió la interacción física. Actualmente se retoma, bajo la dirección del Primer Ministro, el miembro del Buró Político Manuel Marrero Cruz.

Según informes de la Secretaría del Consejo de Ministros, desde mayo de 2018 a febrero de 2019, se realizaron visitas gubernamentales a las 15 provincias del país que —describe el documento de balance facilitado para este artículo— «han constituido una herramienta esencial para el sistema de trabajo con las provincias y municipios. Se reconoce que estas han ayudado a destrabar problemas y eliminar burocracia. Cuando las soluciones sobrepasan al territorio, se establecen las coordinaciones necesarias para encaminar adecuadamente el trabajo».

En el año 2019 se hicieron 13 visitas gubernamentales y tres en enero de 2020, con lo cual se completó un segundo ciclo de recorrido a todas las provincias, por parte del Consejo de Ministros y encabezadas por el Presidente de la República. Para el 2021 los casos de COVID-19 fueron en aumento en el país, y la prioridad fue salvar vidas.

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Con seguimiento de cada indicación y con al menos una visita por provincia al mes, este estilo de trabajo se mantuvo hasta que la pandemia de la COVID-19 impidió la interacción física. Actualmente se retoma, bajo la dirección del Primer Ministro, el miembro del Buró Político Manuel Marrero Cruz. Foto: Estudios Revolución.

 A la par de estas visitas, comenzaron a realizarse encuentros con sectores específicos del país: maestros, mujeres, jóvenes, campesinos, empresarios, médicos, oficiales de las FAR y el MININT, trabajadores sociales, personas en situación de discapacidad, religiosos, comunicadores, deportistas, juristas, la comunidad LGBTQ+, artistas, estudiantes, entre otros, que han planteado problemas y soluciones por el bien del país.

Sirvieron esos diálogos también para conocer historias de vidas, salvadas por la Revolución, y otras postergadas ante la desidia, el olvido, y el mal hábito de no ponerse en el lugar de los demás.

Histórica fue, por ejemplo, la reunión con representantes de la comunidad LGBTIQ+ en Cuba. De esas historias reales, y muchas veces dolorosas, confesó Díaz-Canel: «Uno ha estado recibiendo una carga emocional, de insatisfacciones de ustedes que también aprietan los sentimientos; uno se da cuenta de la magnitud de todo el trabajo que queda por delante», y para eso también están estos encuentros.

Según un reporte publicado en el sitio web de la Presidencia de la República, hasta el 2 de febrero del 2022 se habían producido 26 encuentros y registrado cientos de planteamientos.

Sobre esto, Díaz-Canel también diría: «Hay sectores que ya van por el segundo y tercer encuentro (con la dirección del país), y los vamos a seguir haciendo, pero no podemos llegar a los encuentros sin respuestas, o sin implementación. Esto genera una dinámica. Entonces, debemos tener también otro ritmo de trabajo».

A otra «revolución»—o mejor dicho a la continuidad de una revolución postergada por carencias y otras veces por olvido—convocó el Presidente Díaz-Canel en los barrios de Cuba.

El 18 de agosto de 2021, en el Palacio de la Revolución, diría: «Este es un trabajo que llegó para quedarse» y se desató un programa de transformaciones, nacidas desde el barrio, desde su gente. Lo que comenzó siendo un cronograma de ministerios y empresas apadrinando comunidades, devino en un camino de participación en la solución de los problemas.

No vamos a intervenir los barrios, aclaró en múltiples ocasiones el Jefe de Estado, alertando ante una tendencia asistencialista que no hace bien a los «asistenciados». El concepto «no es intervenir los barrios; vamos a apoyar los barrios y de ellos tienen que salir el diagnóstico, las propuestas, las ideas; nosotros vamos a ayudar a canalizar todo eso y a trabajar con las personas, con los actores que están en el barrio, lo cual nos permitirá articular bien conceptos de participación y democracia».

A la fecha, en cientos de barrios de todo el país soplan aires de renovación que se palpan en sus escuelas, consultorios médicos, áreas deportivas, viviendas, bodegas, calles, aceras, y también en el día a día de quienes hacen la Revolución allí, en esas patrias chicas que es en donde nace esta Cuba entera.

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Sirvieron esos diálogos para conocer historias de vidas, salvadas por la Revolución, y otras postergadas ante la desidia, el olvido, y el mal hábito de no ponerse en el lugar de los demás. Foto: Estudios Revolución.

NUEVOS TIEMPOS Y UNA POLÍTICA EXTERIOR INALTERABLE

El 19 de abril de 2018, Díaz-Canel habló por vez primera como Presidente de los Consejos de Estados y de Ministros a Cuba y a muchos que en el planeta estaban expectantes. Resultó su carta de presentación a un mundo que, dijo, «nos mira con más interrogantes que certezas. Por demasiado tiempo y de las peores maneras ha recibido el mensaje equivocado de que la Revolución termina con sus guerrilleros».

Fue un discurso tajante que dejó por sentada la continuidad de la Revolución en manos de los nuevos guerrilleros. Entre tantos temas que abordó, estuvo el de la política exterior de la Revolución cubana, esa joya diseñada al detalle por el Comandante en Jefe Fidel y que ha sido uno de los orgullos mayores del proceso revolucionario cubano.

El nuevo Presidente lo dijo claro: «ratifico que la política exterior cubana se mantendrá inalterable». Y seguirían entonces cinco años en los que Cuba continuó siendo protagonista de importantes eventos mundiales; en los que también abrió sus puertas a decenas de visitantes de todo el orbe; en los que, con Díaz-Canel al frente, la voz de la Isla estuvo en países de los cinco continentes.

A la hora del recuento es ineludible, y prueba de esa política exterior inmutable, el primer viaje del mandatario a la tierra de Bolívar y de Chávez (el mejor amigo de Cuba, dijo Fidel). Fue el 30 de mayo de 2018, y Díaz-Canel aseguró sentirse emocionado de concretar allí su primera visita oficial, de encontrarse en Miraflores con el presidente Maduro, quien fuera el primer mandatario que viajó a la Mayor de las Antillas, apenas 48 horas después de la elección del Jefe de Estado cubano.

De ese primer año como presidente, Díaz-Canel asistió al 73 periodo de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en Nueva York, y habló desde el emblemático podio mundial el mismo día que Fidel, 58 años atrás, estremeció por primera vez aquel lugar. Entonces dijo: «El cambio generacional en nuestro gobierno no debe ilusionar a los adversarios de la Revolución. Somos la continuidad, no la ruptura».

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De ese primer año como presidente, Díaz-Canel asistió al 73 periodo de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en Nueva York, y habló desde el emblemático podio mundial el mismo día que Fidel, 58 años atrás, estremeció por primera vez aquel lugar. Foto: Estudios Revolución.

Ese 2018 el mandatario emprendió también su primera gira, que incluyó países históricamente hermanos de Cuba: Rusia, China Vietnam, República Popular Democrática de Corea y Laos. Todas visitas oficiales, donde fue recibido por las máximas autoridades de cada nación.

Otro importante recorrido tendría lugar en octubre de 2019, esta vez a Irlanda, Azerbaiyán (donde participó en la XVIII Cumbre del Movimiento de Países No Alineados), Belarús y Rusia nuevamente.

A finales de 2022, luego de que el mundo se «recuperara» del aislamiento impuesto por la COVID-19, realizó dos periplos más: en noviembre por Argelia, Rusia, Türkiye y China, con el propósito esencial de lograr acuerdos económicos, sobre todo en el área de la energía, en momentos difíciles para la nación; y en diciembre, a San Vicente y las Granadinas, Barbados y Granada, islas hermanas del Caribe.

De estos cinco años de gobierno, resaltan además las cuatro visitas a México: para participar en la toma de posesión del presidente Andrés Manuel López Obrador, en 2018; para la primera visita oficial en octubre de 2019; para asistir como invitado de honor al desfile cívico-militar por el Día de la Independencia Mexicana y participar en la VI Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la CELAC, en septiembre de 2021; y finalmente a Campeche en febrero de 2023, donde ambos mandatarios visitaron el Tren Maya, trascendental obra donde Cuba también está poniendo su «granito de arena», o más literalmente sus piedras rajón.

Durante el quinquenio la Isla fue igualmente escenario de varias cumbres del ALBA-TPC. Además el Presidente participó de manera virtual, ante las restricciones impuestas por la pandemia, en eventos como la Cumbre de Ambición Climática, la VII Cumbre CARICOM-Cuba, el Debate General del 75 Período Ordinario de Sesiones de la Asamblea General de la ONU, durante el 2020; la celebración por el centenario del Partido Comunista de China, que reunió a líderes de diversas partes del mundo; y el Consejo Supremo Económico Euroasiático en 2021, donde Cuba ostenta el estatus de Estado observador.

Más recientemente, en marzo del presente año, Cuba —con su Presidente al frente de la delegación de alto nivel— tomó parte en la XXVIII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, celebrada en República Dominicana. Y este abril el dignatario asistió, de manera virtual, a la Cumbre convocada por México para encontrar soluciones y enfrentar los altos precios de los alimentos y las presiones inflacionarias que impactan negativamente en el bienestar de nuestros pueblos, la cual tendrá continuidad a inicios del mes de mayo en Cancún.

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De estos cinco años de Gobierno, resaltan las cuatro visitas del Presidente cubano a México. Foto: Estudios Revolución.

Mientras, el sitio web de la Presidencia contabiliza más de 120 notas de recibimientos en el Palacio de la Revolución, cifra impactada por dos años en que prácticamente la nación cerró sus puertas al mundo. En este periodo, hasta La Habana llegaron líderes mundiales, científicos, artistas, comunicadores, congresistas, deportistas, economistas, religiosos, caravanas de solidaridad, estudiantes, diputados, empresarios y más, que recibieron la acogida de la máxima dirección del país, en las figuras del Presidente, del Primer Ministro o del Vicepresidente.

En 2018, por ejemplo, llegaron a la sede de la Presidencia de la República los presidentes de España, de Haití, de la República Árabe Saharaui Democrática, y Panamá; el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense; el primer ministro de Belice; así como el director general de la Organización Mundial de la Salud y la directora de la Organización Panamericana de la Salud.

En 2019, se recuerdan las visitas de la directora general de la UNESCO; la Presidenta del Consejo de la Federación de la Asamblea Federal de la Federación de Rusia; del entonces Presidente de Francia; del Rey de España; del Primer Ministro de San Vicente y las Granadinas; del ministro de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia; del actor y director de cine Danny Glover; del Presidente de la República de Angola; de la 30 edición de la Caravana de la Amistad Estados Unidos-Cuba; del Director General del Organismo Internacional de la Energía Atómica; y de Su Alteza Real el Príncipe de Gales.

Pasaron por Cuba en 2021 —igualmente a modo de ejemplo— los Presidentes de Bolivia y de Vietnam; los ministros de Salud de Argentina y Kenya, en pleno apogeo pandémico; así como la Vicepresidenta ejecutiva de la República Bolivariana de Venezuela.

En 2022 estuvieron el Primer Ministro de la Mancomunidad de Bahamas; el Secretario Nacional del Partido Comunista Francés; la Presidenta del Tribunal Supremo Popular de Laos; el Presidente de México; y también el de la Federación Mundial de Béisbol y Softbol.

En 2023, han sido noticia los encuentros con los participantes en el Coloquio Patria, con el director ejecutivo de la petrolera rusa Rosneft, con el Presidente del Comité Olímpico Internacional, el ministro de Asuntos Exteriores de la República Islámica de Irán, y la Ministra de Estado de Asuntos Exteriores y Cultura de la República de la India.

Importante en este balance, en el que obviamente quedarán muchos sucesos fuera, resultó el 12 de agosto de 2022, cuando el presidente Díaz-Canel recibió en el Palacio de la Revolución al ministro de Relaciones Exteriores y Paz de la República de Colombia, Álvaro Leyva Durán, a representantes del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y a otros actores vinculados con los procesos de paz en ese hermano país.

«Cuenten con que daremos continuidad a los esfuerzos que hizo el Comandante en Jefe Fidel Castro; daremos continuidad al seguimiento que le hizo a estos temas el General de Ejército Raúl Castro; y esto no es solo una voluntad del Gobierno de Cuba: el pueblo de Cuba está convencido, tiene compromiso también sobre lo necesario de la paz en Colombia», dijo entonces el mandatario cubano cuando se reiniciaban, bajo el gobierno de Gustavo Petro, las negociaciones de paz, otro punto cumbre en la diplomacia cubana de estos años.