La investigadora auxiliar del Instituto de Historia de Cuba, Alicia Conde Rodríguez, destacó la labor del teólogo José Agustín Caballero y del presbítero Félix Varela, en la formación de una figura indispensable en el desarrollo del sentimiento nacional: el pedagogo y filósofo José de la Luz y Caballero.
El maestro de la intelectualidad cubana del siglo XIX, para quien el sentimiento de la justicia es “ese sol del mundo moral”, nació en La Habana el 11 de julio de 1800 en el seno de una familia de propietarios criollos.
Alicia Conde Rodríguez, subrayó en el pensamiento de José de la Luz y Caballero la perenne lucha de su tío y tutor José Agustín y de su profesor Varela, contra la Escolástica en la enseñanza de la filosofía en Cuba.
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La autora del estudio Pensamiento pedagógico cubano 1902-1920: Crítica y Conciencia en la República, significó la defensa de José de la Luz y Caballero, del trabajo “Memoria sobre la vagancia en la Isla de Cuba”, de José Antonio Saco, quien para ella, además de historiador y pensador político, fue un verdadero sociólogo.
Alicia Conde Rodríguez aludió el conocido artículo de Luz y Caballero en plena polémica filosófica, donde se identificó plenamente con las ideas de Varela, refugiado en Estados Unidos por sus ideas, en el cual fijó para el futuro que habrá de tenerse presente siempre a quien nos enseñó primero en pensar.
La conocida profesora de la Universidad de La Habana, reiteró la falsedad del juicio extendido de que José de la Luz y Caballero se desentendió de la abolición de la esclavitud y de la independencia, y recalcó que muchos discípulos suyos del Colegio del Salvador se incorporaron a la manigua tras el estallido de octubre de 1868.
La investigadora auxiliar del Instituto de Historia de Cuba, deploró que el compendio Aforismos, de José de la Luz y Caballero, aún no sea un suceso visible, ni esté suficientemente socializado, aunque la Biblioteca de Clásicos Cubanos lo publicó hace casi 20 años, y haya generado proyectos de imagen en el Instituto Superior de Diseño Industrial (ISDI).
El 11 de julio de 1800, hace exactamente 220 años, nació en La Habana el eminente pedagogo, filósofo y teólogo cubano, quien dejó para cualquier tiempo posible la idea de que “instruir puede cualquiera, enseñar solo quien sea un evangelio vivo”.