Fotoreportaje: El busto de Martí

En este proceso se comienzan a definir los rasgos del rostro, las orejas. // Foto: Marlene Herrera

Cuando en el año 2017 el huracán Irma pasó por Cuba, se hizo famosa la imagen del niño José Daniel de la Torre Sampier, quien quedó atrapado en el lente del fotoreportero Yander Zamora, abrazado a un busto de José Martí.

La historia tras la foto es que luego de que el poderoso Irma azotara la isla, José Daniel “encontró el busto de José Martí cubierto de escombros. Corrió a la casa a buscar a su madre que lo ayudó a desenterrarlo y lo alzó como un trofeo”.

El simbolismo de esa imagen impactó a muchos, y es que en Cuba los niños crecen con La Edad de Oro, y el sentimiento hacia el Héroe, reflejada en el cuidado de los bustos de Martí que hay en cada escuela.

Este recuerdo vino a mi mente cuando llegué  a la Empresa de Medios de Enseñanza en Granma EMEG, que tiene su sede en la ciudad de Manzanillo, donde se fabrican las esculturas del considerado el más genial y universal de los pensadores cubanos, y que hoy se sitúan en la mayoría de los centros de Educación.

Iván Silverio de la Paz, ingeniero, director de la UEB Mobiliario Escolar de la Empresa de Medios de Enseñanza Granma, con sede en Manzanillo: Más que el valor económico, la producción de bustos de Martí, tiene un carácter histórico, sentimental para los trabajadores. // Foto: Marlene Herrera
Una brigada de seis trabajadores elaboran actualmente 100 bustos diarios, para cumplir con la demanda del Ministerio de Educación para este año de 7 mil 200 bustos. // Foto: Marlene Herrera
El busto de Martí se hace sobre la base del yeso. Se usa un molde plástico hecho de resina de termofijo adquirido a través de la empresa de ASTIGOLF. // Foto: Marlene Herrera
El proceso comienza con la preparación de los moldes, formado por dos partes. // Foto: Marlene Herrera
Se ensamblan y se aplica un desmoldeante en este caso aceite fino. // Foto: Marlene Herrera
Se prepara la mezcla formada por agua y yeso. // Foto: Marlene Herrera
Se remueve entre 6 y 10 minutos, logrando que no tenga grumos, que esté bien fluida. // Foto: Marlene Herrera
Se vierte en lo moldes y se esperan otros 10 minutos para el fraguado, que ocurre de manera rápida, debido al material que se utiliza. // Foto: Marlene Herrera
Cuando seca se pasa al desmoldeo, quitando los tornillos y separando las dos partes. // Foto: Marlene Herrera
Cuando seca se pasa al desmoldeo, quitando los tornillos y separando las dos partes. // Foto: Marlene Herrera
Se limpian los nervios de fundición. Se trabaja sobre los poros y se elimina cualquier imperfección. // Foto: Marlene Herrera
Se limpian los nervios de fundición. Se trabaja sobre los poros y se elimina cualquier imperfección. // Foto: Marlene Herrera
Se limpian los nervios de fundición. Se trabaja sobre los poros y se elimina cualquier imperfección. // Foto: Marlene Herrera
En este proceso se comienzan a definir los rasgos del rostro, las orejas. // Foto: Marlene Herrera
Luego es el primer secado, que se hace al sol. Es un proceso lento. // Foto: Marlene Herrera
Se vuelve a secar limpiar, se seca y se pinta, una base con pintura de base agua, preferentemente vinil blanco y luego el esmalte blanco. // Foto: Marlene Herrera
Se vuelve a secar limpiar, se seca y se pinta, una base con pintura de base agua, preferentemente vinil blanco y luego el esmalte blanco. // Foto: Marlene Herrera
Embalaje. Se hace el embalaje con el nailon y en cajas con aserrín y elementos que amortigüen los golpes en durante la transportación. // Foto: Marlene Herrera
José Daniel de la Torre Sampier abrazado a un busto de José Martí // Foto: Yander Zamora