En este proceso se comienzan a definir los rasgos del rostro, las orejas. // Foto: Marlene Herrera
Cuando en el año 2017 el huracán Irma pasó por Cuba, se hizo famosa la imagen del niño José Daniel de la Torre Sampier, quien quedó atrapado en el lente del fotoreportero Yander Zamora, abrazado a un busto de José Martí.
La historia tras la foto es que luego de que el poderoso Irma azotara la isla, José Daniel “encontró el busto de José Martí cubierto de escombros. Corrió a la casa a buscar a su madre que lo ayudó a desenterrarlo y lo alzó como un trofeo”.
El simbolismo de esa imagen impactó a muchos, y es que en Cuba los niños crecen con La Edad de Oro, y el sentimiento hacia el Héroe, reflejada en el cuidado de los bustos de Martí que hay en cada escuela.
Este recuerdo vino a mi mente cuando llegué a la Empresa de Medios de Enseñanza en Granma EMEG, que tiene su sede en la ciudad de Manzanillo, donde se fabrican las esculturas del considerado el más genial y universal de los pensadores cubanos, y que hoy se sitúan en la mayoría de los centros de Educación.