La derrota de los renegados miamenses ante el Team Asere

Alfredo Despaigne ha sido un gran capitán del equipo. // Foto de archivo: Ricardo López Hevia
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El equipo Cuba está en Miami, por segunda ocasión en la historia del Clásico Mundial de Beisbol. Uno de sus periódicos allí no valoró la llegada del Team Asere partiendo de un criterio real, porque cada día crece el apoyo a una mejoría en las relaciones de Estados Unidos con la Isla. El Nuevo Herald catalogó el momento del arribo a la nueva sede diciendo que el elenco antillano «chocará con reacciones encontradas».

Eufemística frase, para dejar una ventana abierta, e intentar evadir el fracaso de los intentos por tratar de que la selección de la alegre familia cubana no brille —como lo ha hecho hasta ahora— en el gran evento, que tendrá por escenario el país donde este deporte, bajó las reglas de la MLB, posee mayor calidad en el mundo.

Aguerrida, valiente y victoriosa la unión forjada entre peloteros que viven en Cuba y Estados Unidos, estos últimos, por ejemplo, a la manera del jardinero Luis Robert Jr. y del tercera base Yoán Moncada quien, tras el triunfo frente a Australia declaró, que estaba «cumpliendo un deseo de muchos años, representar a su país, porque soy cubano».

Basta haber visto la cantidad del entusiasta público reunido en el portal del cine habanero Yara, y otros lugares que —en una explosión de júbilo— respaldó esas palabras al conocer la clasificación a la siguiente ronda del Clásico, y también apreciaron la tarea de los beisbolistas que viven en la Isla, comandados por su capitán Alfredo Despaigne.

La actuación del Team Asere, al reaccionar después de los dos reveses iniciales y liderar el quinteto eliminatorio A, desbarató los malsanos intentos por hacerlo fracasar, y no permitirle debutar en el certamen. Recordemos entre las agresivas 243 medidas de Donald Trump contra nuestra tierra, la de anular el Acuerdo entre la MLB y la Federación Cubana de Beisbol para que, sin la obligación de renegar de su condición de cubano, nuestros peloteros pudieran jugar en la Gran Carpa.

Nefasta decisión –mantenida por el gobierno de Joe Biden- reforzada por el no menos grosero deseo de un pequeño grupo de resentidos de crear un supuesto equipo Cuba «independiente», sin participación de la Federación Cubana, para representar al país en el V Clásico. La propuesta, rechazada por la Federación Internacional de Beisbol y Softbol, rectora mundial de estas disciplinas, reconoció a su par de la Isla como única con el pleno derecho a presentar su selección en la competencia.

Esos que se niegan a reconocer la valía de este elenco conjunto, que da inicio a un quehacer de unión y confraternidad entre los deportistas que viven en Cuba y los establecidos en Estados Unidos, abre una etapa para trabajar por mejores maneras de participación, donde todos aporten y se sientan con iguales derechos.

Podrá la reacción en Miami mostrar su inconformidad, provocada por su derrota, pero muchos más serán los que vayan a apoyar al Team Asere, como lo han hecho quienes han desfilado por las calles de esa urbe a favor de levantar el bloqueo o los que en gesto solidario han traído sus donaciones a riesgo de ser reprimidos por el gobierno de Estados Unidos, o a los históricos Pastores por la Paz de todos los años, entre muchas más personas.

Esas, pueden ser algunas de las «reacciones encontradas», para las que la familia cubana alegre del béisbol. tiene respuesta: la decisión de vencer.

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