Los niños en el corazón de Fidel

Manzanillo. Junio 1.- Hoy el universo se llena de alegría con las sonrisas de los que saben querer, de los que son la esperanza del mundo, de esos pequeños locos bajitos, como los nombró Joan Manuel Serrat, que retozan en nuestros hogares y llenan de fuerzas a sus familiares para enfrentar situaciones difíciles como las que estamos viviendo.

Esos pequeños héroes que hoy permanecen en casa alejados de sus amiguitos y de los compañeros de aula, cumpliendo con el aislamiento social a causa de la COVID-19, que les privó de una celebración especial, de seguro estuvieran en estos momentos en la mente del eterno líder de la Revolución cubana Fidel Castro Ruz, y hasta les habría enviado un mensaje llamándoles a ser disciplinados y obedientes en estos momentos donde enfrentamos al nuevo coronavirus.

Y es que Fidel era especial con los niños, ellos siempre estuvieron en su corazón desde los primeros instantes en que se gestaba la lucha final por lograr la Revolución triunfante, hasta los últimos momentos de su vida.

De seguro hubiera recordado al niño mártir manzanillero Orestes Gutiérrez Escalona, Orestico, quien murió a balazos por la tiranía batistiana con sólo seis añitos. Para que no ocurrieran más esos pasajes tristes de la historia de Cuba, Fidel luchó, y lo hizo mucho por los niños a quienes les dedicó todas sus fuerzas.

Este Primero de junio es el Día Internacional de la Infancia, fecha instituida por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1956, consagrado a la fraternidad y a la comprensión entre los niños y las niñas del mundo entero. Para ese día, la ONU acordó que cada país debería promover actividades que involucrasen de manera directa a los más pequeños de cada casa.

Entre los objetivos de esta jornada, se recuerda que todos los niños tienen derecho a la salud, la educación y la protección, independientemente del lugar del mundo en el que haya nacido, algo al que siempre Fidel dio prioridad en nuestra isla.

Dedicar un día internacional a la infancia también sirve para hacer un llamado sobre las necesidades de los más pequeños y para reconocer la labor de las personas que cada día trabajan para que los niños y niñas tengan un futuro mejor.

Fidel, nuestro líder, dedicó su vida a pensar en los niños y atenderlos de manera especial. Los que habitamos esta isla podemos decir gracias a él después de 1959, los niños cubanos tienen  la suerte de crecer con una Revolución en la que la infancia lleva un papel protagónico. En todo momento les habló, y lo más importante, les escuchó en muchas ocasiones y  enseñó la importancia de estudiar y aprender para servirle a la nación.

Fidel era especial con los niños, ellos siempre estuvieron en su corazón //Foto tomada de facebook

Decía el Apóstol:»Los niños son la esperanza del mundo”, bajo esta premisa del ideario Martiano, Fidel  dedicó gran  parte de su obra al bienestar de la infancia en el país. Fueron los niños para el Comandante el principio fundamental en la continuidad de la Revolución.

En varias ocasiones Fidel se dirigió a los infantes cubanos para explicarles las tareas, logros y sueños de la Revolución. Por ejemplo durante el acto de inauguración del Palacio de los Pioneros central, el seis de enero de 1962 les dijo: «(…) nosotros queremos que nuestros niños sean los niños más estudiosos, los niños que mejor se porten; nosotros queremos que nuestros niños sean los más organizados; nosotros queremos que nuestros niños sean los más felices; nosotros queremos sentirnos siempre orgullosos de los niños, ver que los niños comprenden, y ver que los niños están ayudando a hacer la Revolución (…)”.

En ese mismo lugar más tarde durante la celebración de ese acto agregó: «¡Y nosotros queremos que todos los niños sean felices!  Para que los niños sean felices se ha luchado, para que los niños sean felices han tenido que dar su vida muchos patriotas, desde Martí, Maceo y todos los que han muerto».

Muchos son los ejemplos que demuestran que los niños siempre estuvieron en el corazón de nuestro eterno Comandante en Jefe. Él buscaba siempre la oportunidad de rodearse de ellos, los acompañó en los congresos pioneriles, y hasta en los momentos más difíciles del período especial en la década de los años 90 del siglo pasado, y en la lucha por el regreso a la Patria del niño Elián. Para este incansable luchador los pequeños príncipes representaban mucho por ser la esperanza de un futuro mejor.

Así expresó en su discurso al hacer entrega de la fortaleza militar al Ministerio de Educación, 24 de febrero de 1960. «Y en eso es en lo que más debemos pensar: en los niños de hoy, que son el pueblo de mañana.  Hay que cuidarlos y velar por ellos como los pilares con que se funda una obra verdaderamente hermosa y verdaderamente útil.»

Y el tres de abril de 1976, cuando habló en el acto por el XV aniversario de la Unión de Pioneros de Cuba (UPC) y el XIV de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), en el teatro Lázaro Peña destacó: “La Revolución ha prestado, presta y prestará el máximo apoyo a la educación y a la formación de nuestros niños, porque ellos son el futuro del país”.

Un día como hoy en el que el mundo reconoce a nuestros infantes, es válido recordar también al hombre que siempre fue el amigo de todos, el pionero mayor como lo llamaron y el padre de todos que pensó en el futuro de nuestro niños, porque ellos siempre estuvieron en su corazón.