De acuerdo con Rigoberto Ladrón de Guevara, director del territorio Plaza de la empresa Aguas de La Habana, aunque seguramente existen excepciones, hasta el momento se aprecia una participación masiva del pueblo.
Se ve la voluntad en los colectivos de trabajadores de expresar criterios, propuestas y soluciones para que la nueva Carta Magna se acerque más a la vida cotidiana. Es, sin dudas, un ejercicio democrático sin igual, y confiamos en que entre todos podremos proponer una Constitución más adecuada, dijo a Prensa Latina.
El proceso en sí es muy interesante, pues al país le conviene que todos sus ciudadanos se manifiesten, no solo en cuanto a la reflexión y las modificaciones, sino sobre la esencia misma de la Constitución, agregó.
Según Ladrón de Guevara, hay muchas cuestiones en el Estado y el funcionamiento del sistema socialista cubano que precisan cambios para lograr mayor eficiencia y adecuación a las circunstancias del país.
Luego -continuó-, será necesaria una implementación rápida de las modificaciones propuestas y aprobadas por el pueblo, sobre todo en lo relativo a la situación económica y financiera, a las inversiones y al estímulo de la producción nacional para que en un período corto tengamos una sociedad más eficiente y justa.
Rigoberto Ladrón de Guevara participó en el debate realizado ayer en la empresa a la que pertenece, donde las sugerencias giraron, esencialmente, en torno a los fundamentos económicos de la nación y a la estructura del Estado.
En Cuba están previstas unas 135 mil reuniones de este tipo. Los criterios aportados por los ciudadanos regresarán a la Asamblea Nacional para la elaboración de una Constitución que, de aprobarse en referendo popular, sustituirá a la vigente desde 1976.
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