Un lugar reconfortable y esperanzador

«Llegué aquí en silla de ruedas y traumatizada psicológicamente», – nos cuenta Ermerina Carrera Cantillo- «debido a varias razones; atravesamos la Covid- 19, fueron dos años encerrada, unido a eso perdimos tantas amistades y a un hermano. Quise venir para aquí, porque me agobiaba el encierro».

Esta abuela, es uno de los 24 adultos mayores que acuden diariamente a la Casa de abuelos Comandante Juan Almeida Bosque, situada en el Reparto Barrio de Oro de esta ciudad, para recibir atención especializada diurna, allí comenzó a vivir otra vez, «al llegar aquí, se me abrió un nuevo camino, se me abrieron los cielos».

Ermerina Carrera Cantillo, se siente como en su casa

Así nos cuenta Ermerina, quien con su confianza puesta en Dios y la ayuda del personal de esta institución sanitaria, logró caminar nuevamente, «me gusta conversar, relacionarme, compartir la palabra, tener amistades y en mi casa no lo tenía; aquí me exigieron, para mi bien, que tenía que irme recuperando poco a poco y dejar la silla de ruedas, fue así que comencé sentándome en las sillas y con la bendición del Señor me fui sentando ahí y después inicié a caminar y a caminar, ahora soy una andarina de Manzanillo completo».

Un personal que a pesar de las limitaciones actuales, les presta un servicio que ellos agradecen. La seño Ribelia Pacheco Méndez, desde hace cinco años les espera cada mañana para tomar sus signos vitales luego del recibimiento. «Cuando ellos llegan aquí, luego del saludo, les pregunto cómo pasaron la noche, cómo se sienten y si falta alguno indagamos por qué faltó».

Ribelia Pacheco Méndez, enfermera de la casa de abuelos Juan Almeida Bosque/ Foto Lilian Salvat Romero.

En el recibimiento está parte de la satisfacción final del familiar, «es importante revisar si vienen golpeados ya sea por caídas u otra causa, para que no exista desconfianza por parte de la familia», apunta la enfermera y agrega, «les damos charlas educativas tratando temas de su interés, la higiene, la prevención de accidentes domésticos, los medicamentos. De manera general les prestamos el servicio que necesitan».

Al llegar los abuelos se le toman los signos vitales/ Foto Lilian Salvat Romero.

Esta institución perteneciente al policlínico número dos, Angel Ortiz, de esta ciudad, tiene doble modalidad, «se pueden aceptar abuelos con dificultades sicomototes, pero que se puedan valer por ellos mismos», nos comenta Elizabeth Pérez Cabrales, administradora del local, «esta casa de abuelos está compuesta por un área de juego, una sala de video, las oficinas, almacen, cocina, comedor, baño para adultos mayores y el de los trabajadores.

Elizabeth Pérez Cabrales, administradora de la casa de abuelos Juan Almeida Bosque/ Foto Lilian Salvat Romero.

Aquí tienen un horario de siete de la mañana a cuatro de la tarde, cuando entran se realiza un matutino, después desarrollan diferentes tipos de juegos, tres veces a la semana guiados por trabajadores del Instituto Nacional de Deporte, Educación y Recreación, de aquí, también tenemos convenios con la Direccion de cultura, los de los museos, la trabajadora social los saca al parque, al malecón, o se realizan otras actividades como viajes a la playa, de acuerdo con lo que puedan hacer, porque no todos pueden participar en esas actividades».

Previo análisis y tramitación del trabajador social del área de salud, ingresan en este hogar para integrarse a esta familia de día, a la que Ermerina agradece por acogerla junto a su esposo. «Durante todo este proceso sufrí varias caídas, pero Dios estuvo, está y estará conmigo, mi marido andaba mal de verme en esa situación, mi familia nunca pensó que yo me fuera a recuperar ni psicológica, ni físicamente por el trauma tan grande que me veían, ahora nada me atormenta porque todo lo dejo en las manos de Dios, todo lo puedo en Cristo que me fortalece, a mi nada me preocupa, me siento feliz y contenta aquí.

Me gusta esta casa más que otra porque aquí hay ambiente puro, si yo no quiero no estoy al lado de los demás y cuando quiero me reúno con ellos; hay un buen confort, buena ventilación, pienso que es uno de los mejores lugares que tiene buena acogida para nuestras edades».
Desde julio del 2019, esta institución, la tercera de este tipo en la ciudad, garantiza que los abuelos como Ermerina se sientan como en casa, y puedan decir como ella, » es un lugar reconfortable y esperanzador».

Los abuelos tienen su espacio, además de varias condiciones de vida en esta casa dedicada al cuidado diurno de adultos mayores/ Foto Lilian Salvat Romero