Pese al bloqueo, Cuba salva

La soberbia del gobierno norteamericano no le permite ver más allá de sus narices si de este pueblo humilde y digno se trata. Pensaban que con más hostilidad podrían sofocarnos, arrancarnos la esperanza junto a la pandemia; pero hoy deben retorserce en su orgullo cuando Cuba se ubica entre las naciones de mejor manejo de la Covid-19 a escala global.

Escuchar a diario las cifras de vidas salvadas en la Isla insurrecta, ascendente al 85 por ciento de los casos confirmados con el nuevo coronavirus, que apenas superan los dos mil 230 contagios, es la señal del fallo de una retórica imperial hostil y desmedida.

La impotencia ante el espíritu y la voluntad del pueblo cubano, bajo la certera guía de su gobierno, capaz de erigirse en ejemplo tanto en el ámbito médico asistencial como en otros órdenes puestos a prueba en tiempos de pandemia, con la participación de todos y por el bien de todos, motivan la arremetida inhumana de las medidas coercitivas del país norteño.

Mientras crecen las protestas por el racismo en los Estados Unidos, y se sigue poniendo en tela de juicio la administración de Trump por el manejo de la crisis humanitaria que genera la Covid-19, su Departamento del Tesoro dicta un nuevo paquete restrictivo.

Bajo la cínica razón de que las ganancias «benefician desproporcionadamente a la dictadura» y se utilizan para «oprimir al pueblo cubano y financiar la intervención en Venezuela», prohibieron a empresarios estadounidenses la realización de negocios con otras siete entidades cubanas, que engrosan la lista negra creada por Donald Trump en junio de 2018.

A claras luces el anhelo de «asfixia económica» con el tiro directo al sector del turismo, pilar del desarrollo para la Mayor de las Antillas; como si fuera poco el impacto de la pandemia que redujo a cero la entrada de turistas a este destino.

Y para remarcar el golpe, la restricción a Fincimex, que obstaculiza las operaciones de exportación y la entrada de capital, al ser esta la subsidiaria de la corporación Cimex que gestiona las remesas de ayuda familiar procedente del extranjero.

Esta, una raya más del tigre que por seis décadas sigue acechando a la presa, a su entender indefensa; pero firme en su decisión de dignidad.

Otra marca del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por EE.UU. que ha generado a los cubanos pérdidas ascendentes a los cuatro mil millones de dólares, hasta marzo de 2019, según datos presentados a la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Para ganarse más el descrédito ante la opinión pública, es esa política genocida la responsable de que en medio de la situación sanitaria se notificara a MediCuba la imposibilidad de la entrega de ventiladores pulmonares, porque una compañía estadounidense compró dos de las empresas proveedoras de estos equipos médicos, indispensables para pacientes graves y críticos con el Sars-CoV-2.

Además, la consabida impedimenta  de que donativos, como el de Jack Ma y el gigante electrónico chino Alibaba, de mascarillas, kits diagnósticos, y equipamiento médico adicional, no pudieran tocar suelo cubano como llegaron a otras partes del mundo, porque la empresa aérea contratada argumentó a última hora que el bloqueo se lo prohibía.

¿Y qué decir de la más reciente inclusión del país antillano en la lista de quienes, a su consideración, no cooperan con los esfuerzos estadounidenses contra el terrorismo?

La elocuencia de los personajes que se refieren a Cuba para levantar calumnias, manipulaciones y cuestionar el hacer sacrificado dentro de la patria martiana y fidelista, no les ha permitido pronunciar una palabra sobre el atentado o ataque armado a la sede diplomática cubana en Washington.

Es el mismo silencio cómplice que ha solapado y hasta justificado la violencia, el crimen, el dolor de muchas familias dentro del verde caimán, al cuantificar más de 500 agresiones contra representaciones cubanas en el exterior con patrocinio de la CIA; al socavar la integridad y avance de las disímiles generaciones que por 60 años han sufrido las restricciones de su política ilegal.

Silencio cuya dimensión se equipara al rencor o el despecho con el que critican la solidaridad de Cuba con el mundo, desde la cual tres mil 337 profesionales de la salud, del Contingente Internacional Henry Reeve, se han expuesto al peligro de la pandemia para llevar esperanza a 27 países; además de los más de 28 mil colaboradores que brindan servicios asistenciales en 59 naciones.

 

El poderoso norteño y su actual administración republicana persisten en su estrategia de crear en nuestro pueblo «desesperación y derrocamiento del gobierno». Sin dudas, los alentadores logros que nos han permitido casi vencer a la Covid-19 les deben resultar frustrantes.

Por ejemplo, que ante la imposibilidad de comprar medicamentos a solo 90 millas, el país caribeño acuda a mercados más distantes que, claro está, encarecen los costos, pero no se ha postergado ante la urgencia de proteger al pueblo.

A la vez, que a pesar de que varios contendedores con materias primas para 22 medicamentos, una vez en puerto cubano, la naviera los regresara por un problema asociado al bloqueo y los efectos legales de la Helms -Burton; y frente a la carencia de materias primas, insumos, piezas de repuestos, «se disponen de 22 productos de la Industria Biotecnológica y Farmacéutica cubana para la prevención, el tratamiento y la recuperación de los pacientes positivos a la epidemia».

Entre ellos la Biomodulina T, el Interferón Alfa 2B de probada efectividad en el tratamiento a casos sospechosos y confirmados.

Debe lastimar su autoestima la baja letalidad del virus de 3.76 por ciento en esta tierra, gracias a la eficacia de otros productos innovadores de la ciencia nacional, entre ellos el anticuerpo monoclonal Anti CD6 (Itolizumab), el péptido CIGB-258, el Interferon Gamma.

Ante esta realidad de victoria cubana frente a la Covid-19, queda sin argumentos el actuar injusto del poder imperial, y su inutilidad se desborda frente al empuje de una Cuba negada a renunciar a su historia y principios.

El ilegal y arbitrario bloqueo continúa sumando detractores tanto dentro del archipiélago cubano como por cada rincón del mundo donde existe un ser racional, capaz de verle su entraña podrida.

Se demuestra una vez más que continuará sin destruir a esta Revolución de gente humilde que salva.