Servicio postal a domicilio, para quedarse en casa

Jesús Roselló Hidalgo entrega las publicaciones periódicas a domicilio y presta otros servicios postales // Foto Denia Fleitas Rosales

A Jesús muchos le conocen. Es la suya una de esas visitas que todos los días se espera como encuentro vital con la actualidad y la noticia. No es periodista, pero trae siempre la última; justo allí, en la bicicleta azul con la que asegura conquistar el mundo.

A su anuncio: «Prensa, Prensa», unos le llaman por su nombre, otros le gritan «Carterooo», y él detiene su carrera rápida. Sabe que detrás está la solicitud de un servicio que, para el pueblo y el país, resultan esenciales.

Día a día, desafiando al sol y a veces hasta la lluvia, y con sus nasobucos durante este tiempo de pandemia, Jesús Roselló Hidalgo llega con sus periódicos -suyos porque así los siente- y más, a las puertas de los 320 suscriptores en la parte alta del Reparto Gutiérrez.

Los suscriptores esperan su llegada para mantenerse informados// Foto Denia Fleitas Rosales

«Yo espero a diario que llegue la prensa y luego salgo a repartirlos a domicilio, también otras publicaciones como revistas, los giros postales, las cuentas telefónicas. Además, llevo a los jubilados y pensionados sus chequeras, y cobro el teléfono y la corriente eléctrica a todos los que quieran ese servicio».

«Nosotros los carteros no nos hemos detenido por el nuevo coronavirus, ninguno ha parado» dice con la sonrisa oculta por la mascarilla. «Por el contrario, estamos repartiendo todo, incrementando los beneficios a los pobladores para que se queden en casa».

La bondad de su desempeño favorece a 194 adultos mayores habitantes en la zona postal 21 de la urbe manzanillera. Y afirma, «¡que si lo agradecen, muchacha!, los abuelos me esperan con alegría; y me siento orgulloso y contento porque estoy llevándoles su dinero a las casas y no tienen que salir a correr riesgo a las calles».

«Todo el que me llame yo le cobro el teléfono y la electricidad, más ahora en los días de aislamiento por la amenaza de la COVID-19, sea o no de mi área. Antes yo pasaba unas 30 viviendas en el pago eléctrico y hoy superan las 100», comenta con la mirada al frente y las manos apegadas al timón en señal de arrancada.

«Es una labor sacrificada, diaria, expuestos al calor generalmente del mediodía durante cuatro o cinco horas, el riesgo de traer a veces dinero para el pago a los abuelos o de los cobros; pero se cumple».

Dedica entonces unas palabras a su familia, a quienes le ayudan, por ejemplo, a organizar por calles las cerca de 800 cartas de factura telefónica que mensualmente entrega.

Siempre presto al diálogo con los vecinos, cubano al fin, intercambia sobre cualquier tema y ni se diga si es de pelota. Por estos días un poco más silencioso, pero afable y atento a la salud de sus clientes, acción recíproca si por casualidad falta a su cita cotidiana.

Jesús es uno de los más de 20 carteros que cumplen esta tarea en Manzanillo// Foto Denia Fleitas Rosales

Con la habilidad adquirida en 18 años de faena, Jesús monta su Minerva y continúa el recorrido para seguir llevando novedades impresas a quienes gustan de estar informados, y facilitar otras prestaciones de Correos de Cuba desde la comodidad del hogar, apropiadas para evitar aglomeraciones y estar a buen resguardo.

En cada jornada vuelve, y a sus 53 años incorpora amigos, clientes, historias, y energías para decir su aviso a toda voz, y que los precisados de sus servicios acudan a su encuentro.