Alumnos especiales, la educación no entiende de cromosomas

Foto: Tomada del Facebook de Yoanny Mendoza Rodríguez.

Manzanillo. Marzo 21.- La felicidad de los pequeños con síndrome de Down que estudian en la Escuela especial Francisco Vicente Aguilera de esta ciudad es regocijo de sus profesores y directivos del sector en la localidad.

Propiciar a sus niños momentos de alegría y garantizarles una preparación académica integral es una tarea que se asume con orgullo y extrema sensibilidad, desde la perspectiva de que incluir no es dejar entrar, es dar la bienvenida para siempre.

En los predios de la institución académica se les ofrece a los pequeños una educación inclusiva, equitativa y de calidad, avalada por el proceso de categorización docente que se despliega en las instituciones educativas de Manzanillo.

En sus aulas se logra la estimulación de la autonomía de los menores con este padecimiento, y de conjunto con la familia se contribuye decisivamente al desarrollo de la motricidad y el lenguaje en los pequeños.

Dulces, tiernos, cariñosos, especiales, son los calificativos que dedica a sus príncipes enanos el colectivo guiado por Yoanny Mendoza Rodríguez.

Cada 21 de marzo, en consonancia con el día mundial de la poesía, se dedica la jornada a quienes padecen síndrome de Down, trastorno genético de los cromosomas del par 21 que provoca retraso intelectual y del desarrollo.

La conmemoración reconocida por la Organización de Naciones Unidas (ONU) desde 2006 acentúa el reconocimiento de la dignidad inherente, la valía y las valiosas contribuciones de las personas con discapacidad intelectual como promotores del bienestar y de la diversidad de sus comunidades.