Donde vida y esperanza crecen (+Fotos)

Saberle sano complementa la sensación plácida de apreciar el rostro del fruto del amor en el vientre, por ello el Centro de Genética Médica de la ciudad de Manzanillo es para muchas féminas el espacio donde el aliento vuelve a la vida.

Esta es la tercera visita de Yumisleisy Tamayo Meriño, luego de una captación tardía con 16 semanas de embarazo, pese a lo rutinario cierra sus ojos mientras el transductor corre por la superficie de su vientre como para sentir a su niña moverse dentro, segura.

La profesional Luskenia mide de forma minuciosa cada indicador, la circunferencia cefálica, el largo del fémur, revisa a detalle cada porción de la semilla que allí dentro culmina su crecimiento para nacer y dar alegrías.

Aunque es su tercer embarazo, Yumisleisy afirma que «siempre se viene con incertidumbre, pero indudablemente es una conquista este servicio de genética, pues uno siempre está deseoso de saber cómo está el bebé y al llegar aquí, con los exámenes y la consulta, te dan la certeza que todo está bien y se experimenta una tranquilidad indescriptible».

Con el ultrasonido obstétrico de las 32 semanas para valorar la biometría fetal se cierra el ciclo de seguimiento genético// Foto Denia Fleitas Rosales

Hasta la institución médica localizada en los predios del Hospital Ginecobstétrico Fe del Valle Ramos acudió en esta etapa marcada por la presencia del nuevo coronavirus, con repercusión a nivel mundial, pero dicho servicio asistencial nunca se detuvo.

«Pese a las modificaciones que impuso en la organización de las consultas, como la mayoría de los servicios y especialidades continuamos cumpliendo con la vital labor, y contribuimos al resultado satisfactorio que desde el punto de vista genético tuvo la provincia de Granma al terminar el año con una tasa de 0.9 fallecidos por defectos congénitos por cada mil nacidos vivos, por debajo de los propósitos nacionales que es de uno por mil nacidos vivos», comenta la doctora María Amanda Licea Rodríguez, especialista de primer grado en Genética Clínica.

«Nuestro centro dio una contribución importante a esos logros porque atendemos los siete municipios de la región del Guacanayabo como un segundo nivel de atención, y se diagnosticaron e interrumpieron un total de 39 fetos con defectos congénitos que eran incompatibles con la vida y cuyos padres optaron por la interrupción voluntaria del embarazo.

«Más que el número que representan, lo importante es la posibilidad que tuvo esta familia de tomar una opción reproductiva, el poder decidir prenatalmente qué desean hacer ante la anomalía de su feto, y que nosotros respetamos la autonomía de la pareja».

La evaluación requiere un mínimo de seis exámenes genéticos para garantizar la calidad de vida de la madre y el niño // Foto Cortesía del Centro de Genética Médica de Manzanillo
La doctora Silvia Bausá Santana, especialista en MGI y máster en asesoramiento genético, también forma parte de este colectivo// Foto Cortesía del Centro de Genética Médica de Manzanillo

Asociado al Programa de Atención Materno Infantil (PAMI), este centro exalta la valía de un Sistema Nacional de Salud que desde la detección temprana de malformaciones y enfermedades busca prevenir el dolor de las familias y las prepara para enfrentar conscientemente los designios de la genética.

«Si bien nuestro propósito es que no haya pérdidas, desafortunadamente hay algunos defectos que son no diagnosticables prenatalmente o de muy difícil diagnóstico. No obstante, gracias a nuestro desempeño influimos en que la tasa de mortalidad local por cada mil nacidos vivos fuera 2.6 veces inferior, ya que fueron diagnosticados cinco defectos congénitos incompatibles con la vida y las parejas que tenían los fetos portadores decidieron la interrupción».

Otras cuatro parejas manzanilleras que por igual sintieron la opresión en el pecho de que algo no estaba bien con sus hijos, por el actuar consecuente de este colectivo, conocieron que tenían una posibilidad quirúrgica después del nacimiento, y optaron por continuar la gestación, en muestra de la confianza depositada por las pacientes en el Sistema de Salud cubano.

«Es decir, prosigo el embarazo porque tengo un sistema sanitario que está respaldando por detrás que se entregue la mejor atención a mi hijo, que nazca en el mejor lugar, que sea operado por el mejor Team quirúrgico, y eso fue acertado porque esos niños actualmente están con sus padres», refiere con satisfacción la también jefa del servicio genético Amanda Licea.

Ello se corresponde con la integración y trabajo como un todo de la red de genética con la cirugía neonatal, la neonatología, y demás especialidades y sus profesionales de alto valor humanista para quienes lo más importante es el llanto vigoroso y vitalidad de un niño.

El distanciamiento en el salón de espera es una de las medidas de prevención ante la COVID-19// Foto Cortesía del Centro de Genética Médica de Manzanillo

Manteniendo las distancias, exigiendo el uso de mascarillas y el lavado de las manos, redistribuyendo algunos servicios hacia las áreas de salud para evitar aglomeraciones y acercar estos a los hogares, limitando el acceso de acompañantes sólo en casos necesarios, cumplen con su deber estos portavoces de la esperanza.

«Nuestra población se ha sentido protegida y nosotros también, y juntos continuamos haciendo por el futuro de la sociedad que está ahí dentro, en cada vientre, en cada niño o niña que crece y está por nacer», valora Luskenia Del Río Romero, ultrasonidista principal del Centro.

Con elevado nivel científico este colectivo, donde laboran las dos únicas especialistas en Genética clínica de la provincia Granma, seis Máster en Asesoramiento genético y una en formación, tres residentes de la especialidad, así como cinco profesionales diplomadas para el diagnóstico prenatal ultrasonográfico de defectos congénitos, se erige entre los imprescindibles.

María Arias Milanés, de 28 años de edad, de Bayate, asiste a las consultas de su segundo embarazo// Foto Denia Fleitas Rosales

Es su faena la que desata sonrisas y expresiones como la de Yumisleisy o la de María Arias Milanés, de 28 años de edad, de Bayate, quien tuvo el susto de la alteración de su alfafeto, pero «con el seguimiento y diagnóstico de los médicos de aquí se que mi niño está bien y siento una tremenda alegría».

Pese a la pandemia, en el Centro de Genética Médica de Manzanillo la certidumbre y la vida crecen.